Monedas antiguas: dinero que habla de la sociedad


"La palabra griega que significa dinero, chrema, tiene un significado que su traducción no puede transmitir plenamente. "Significa «necesitar» y «usar» al mismo tiempo", explicó Nicholas Stampolidis, director del Museo de Arte Cicládico (MAC) en una reciente visita a la última muestra del museo: "Dinero: símbolos tangibles en la antigua Grecia".

El dinero de hoy puede parecer invisible. Los pagos se depositan directamente en cuentas bancarias online. La gente puede pasar semanas sin intercambiar billetes o monedas de metal. Incluso las transacciones más básicas están relegadas a tarjetas plásticas, transferencias y quizá bitcoins. En ambos sentidos de chrema, la gente necesita y usa el dinero más que nunca; es difícil imaginarse intercambiar una fanega de trigo o un jarro de aceite de oliva por un par de zapatillas o un servicio de telefonía celular. Pero es difícil encontrar pruebas tangibles de esas transacciones. Explorar la tangibilidad de la moneda es lo que hace de "Dinero..." una muestra tan fascinante.

El museo ateniense se presentó por primera vez en asociación con la Colección Numismática del Banco Alpha, una muestra impactante de 85 monedas antiguas de la cuenca mediterránea, Asia Menor y Asia Central. Las monedas, las más antiguas de las cuales datan del siglo VII a.C., están acompañadas por 159 artefactos tales como jarrones, joyas, botellas de perfume y estatuillas, a préstamo de 32 colecciones arqueológicas diferentes de Europa.

El problema de los curadores es cómo lograr relacionar al público con monedas que son, en última instancia, pequeños discos metálicos, con inscripciones y grabados aún más diminutos.

Organizar a las monedas por tipo de metal aburriría a los espectadores. Presentarlas en una simple cronología destacaría sus cambios con el tiempo, pero distraería de su aporte a la civilización y a la cultura. En cambio, Stampolidis decidió destacar la naturaleza holística del dinero estructurando la muestra en torno de ocho unidades: transacciones, comercio, arte, historia, circulación de ideas, propaganda, sociedad y bancos. Así, al conectar los artefactos con las monedas, la muestra permite al visitante explorar el vínculo entre el dinero y la gente que la usó.

Estas monedas antiguas, a menudo diseñadas por artistas y escultores, actúan como pequeñas piezas de arte que traen mensajes del mundo antiguo. La primera moneda griega, producida en la isla Aegina, está estampada con una tortuga de mar, elegida porque era el animal de más larga vida que conocían los isleños. Una inscripción lineal de un cuadrado estampado dividido en cinco secciones decora la parte trasera de la moneda. La misma inscripción es hoy el logo del Banco Alpha, el mayor de Grecia. También está representada la enología, una parte integral de la antigua sociedad griega: una pila negra de uvas carbonizadas del siglo VIII a.C. excavada en Creta está junto a un dracma de plata estampada con una parva cargada de uvas. Se ve el mismo ícono impreso en las manijas de varias vasijas de vino.

A lo largo de los siglos, los gobernantes produjeron sus propios símbolos únicos en las monedas para dar una imagen positiva (riqueza agropecuaria, monumentos arquitectónicos) o ideas que favorecían (fortuna, victoria). Lo que se omitía era igual de simbólico. Durante el reinado de Alejandro Magno, su perfil estuvo ausente notoriamente de las monedas. Pupilo de Aristóteles, que alertaba contra la presunción, Alejandro puso en cambio a los antiguos dioses en sus monedas. Sus sucesores, por el contrario, estaban ansiosos por establecer paralelos entre su propio reinado y el gran emperador. La cabeza de Alejandro fue debidamente estampada junto a los nombres de una sucesión de emperadores en zonas tan alejadas como Bactria, en lo que es hoy el norte de Afganistán.

El viejo adagio que indica que "el dinero no compra la felicidad" parece salir arrojado por la ventana en la unidad de la muestra donde el ítem es "Sociedad". En el primer siglo a.C., el pueblo portuario de Delos fue un paraíso fiscal que atraía a comerciantes que se aventuraban al mar. Una excavación realizada en el año 1991 en una taberna local revela secretos hedonistas antiguos: en medio de la muestra de jarros de vinos rotos hay una pila de monedas con marcas de docenas de distintas sociedades: eran los ahorros de prostitutas luego de atender a clientes de todo el mundo.

Al comienzo de la parte titulada "Dinero", se ofrece una pequeña introducción de los precursores del antiguo dinero griego: el comercio por trueque, cabezas de ganado y pequeños pedazos de metal, que eventualmente cedieron su lugar a varas de un metro de largo llamadas obeloi. La mano masculina promedio podía sostener media docena de obeloi; la unidad de seis se llamaba drattomai. La palabra evolucionó a dracma, el nombre de la moneda griega antes del euro.

Algunos podrían sentirse tentados a hacer comparaciones con los problemas financieros de la Grecia moderna.

Pero el dinero de hoy ha cambiado hasta hacerse irreconocible: el Banco Central Europeo "emite" dinero -en realidad lo crea sin imprimirlo físicamente- para comprar bonos. Millones de dólares se "comercian" en mercados financieros en una centésima de segundo.

Estas y otras maquinaciones monetarias son tan distantes y abstractas que parecen entrar en contradicción con aquello del mundo antiguo, en el cual el dinero era tranquilizadoramente tangible.

El oro, incluso derretido, seguía siendo oro, cualidad que hacía creer a muchos que era mágico. Eso, por cierto, no evitó la inflación y los pánicos financieros que los antiguos griegos padecieron. Pero estas monedas hermosas y sus detalles humanos -atletas que se flexionan y también laureles- recuerdan un tiempo en el que el dinero, al menos, era algo que la gente consideraba que entendía.



Descubren un tesoro de monedas romanas de oro y plata en una mina de Huelva

Los técnicos han datado el hallazgo de las piezas, que originalmente estaban dentro de una bolsa de cuero, entre finales de los siglos I y II d. C


El servicio de Patrimonio de Atalaya Mining, empresa propietaria del proyecto Riotinto, ha descubierto un tesoro de más de 40 monedas romanas de oro y plata, principalmente de época de Nerón y Trajano, durante una intervención arqueológica en los terrenos de la mina onubense.

Los técnicos han datado el hallazgo entre fines de los siglos I y II d. C, de lo que parece que es un tesoro escondido, cuyo dueño nunca pudo recuperar, ha informado la compañía minera en un comunicado. El descubrimiento se hizo durante la intervención arqueológica preventiva de una zona donde se instalará una nueva estructura metálica. Uno de los arqueólogos de Atalaya encontró mientras trabajaba en el yacimiento un conjunto de monedas, en su mayoría agrupadas, ya que posiblemente estaban originalmente dentro de una bolsa de cuero.

Por otra parte, la compañía ha informado del inicio de las excavaciones arqueológicas en el yacimiento romano de Corta del Lago, relevante para tener un mejor conocimiento de la antigua ciudad romana de Urium. Dicho yacimiento se sitúa al norte de la mineralización, en el entorno de la antigua corta del mismo nombre, la excavación tiene una extensión de 3.391 metros cuadrados y durará al menos 18 meses.

El objetivo de la intervención es completar la información histórica y arqueológica de la evolución urbanística de este asentamiento, el más complejo de Riotinto, y obtener una secuencia de las diferentes fases históricas, e identificando su topografía original. Finalmente se analizará el registro artefactual arqueológico, correlacionado con las distintas fases constructivas y niveles sedimentológicos para aportar una valoración cronológica y cultural e identificar las actividades económicas y de explotación y transformación del medio asociadas a un marco cronológico.

El asentamiento

Corta del Lago, situado en el conocido como Llano de los Tesoros, es uno de los asentamientos de mayor relevancia de la zona y su importancia como yacimiento radica en que es el único de la Faja Pirítica donde se dispone de secuencia estratigráfica desde el Bronce Final Inicial hasta el siglo IV d. C. y que podría llegar al siglo V. Es conocido desde los trabajos de Luzón y Ruiz en 1970 y en décadas posteriores diversos expertos siguieron trabajando en varias fases, la última entre 1985 y 1990, desarrollando campañas de excavación.


Urgen a rescatar monedas antiguas


Más que un valor económico, las monedas halladas en San José Miahuatlán (Puebla-Méjico), tienen valor histórico, por lo que las autoridades deben tratar de registrar lo encontrado y darlo a conocer al INAH.

Lo anterior lo declaró Giovanni Olmos López, director de Patrimonio Histórico de Tehuacán, quien agregó que posiblemente han sido utilizadas para delimitar un área, pues en la antigüedad era común que las haciendas u otros espacios de territorio considerable usaran este símbolo para marcar hasta dónde les pertenecía.

Desconoció si en San José cuentan con una dependencia encargada de la protección de inmuebles antiguos, ya que de existir tendría que hacer de conocimiento al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

Dijo que es una labor del municipio, pues si el Instituto no tiene conocimiento del hallazgo pasará desapercibido, pese a la historia que guarda.

Admitió que tienen un costo económico, pero la población debe anteponer el legado que representan para la ciudadanía ese tipo de artículos que datan de siglos atrás.





Vaticano lanza sello para recordar visita del Papa Francisco a México


La Oficina Numismática y Filatélica del Vaticano lanzará este año un sello postal conmemorativo del viaje apostólico que realizó el Papa Francisco a México realizado del 12 al 18 de febrero de 2016.


La imagen, elaborada por la artista Orietta Rossi, representa al Santo Padre sonriendo mientras abraza a una niña indígena que tiene dos trenzas tradicionales mexicanas. Al lado está escrito Messico, italiano para México, y la fecha de la visita. Debajo se lee la inscripción “Cittá del Vaticano”.

 En la parte superior izquierda está el escudo del Vaticano y a la derecha la Virgen de Guadalupe, ante cuya imagen original rezó el Papa Francisco en la Basílica dedicada a esa advocación mariana en México.

 El precio del sello será 95 centavos de euro, que equivale a un dólar con diez centavos.

 En México, el Santo Padre visitó seis urbes: Ciudad de México, Ecatepec, Chiapas, Tuxtla Gutiérrez, Morelia y Ciudad Juárez.

 Los medios mexicanos indicaron que este sello forma parte de una colección dedicada a los viajes que realizó el Pontífice en el 2016. Además de México, el Papa Francisco visitó ese año la isla griega de Lesbos, Armenia, Polonia, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud; Georgia, Azerbaiyán; y Suecia.

 La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) informó que asistieron unas 10 millones 500 mil personas a las actividades del Papa Francisco en el país.



La moneda de Juliobriga


La moneda romana de Juliobriga protagonizó el pasado 7 de noviembre, la última sesión del año de ‘La pieza del mes’, ciclo organizado por la Consejería de Cultura en el Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria (MUPAC) con la colaboración de la Sección de Arqueología del Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y Ciencias.

 Juliobriga es la ciudad más citada por los autores latinos y por las fuentes epigráficas en el territorio de los cántabros, razón por la que es considerada como la ciudad romana más importante que existió en Cantabria.

 En este sentido, ha sido y sigue siendo objeto de numerosos trabajos arqueológicos que han puesto de manifiesto la existencia de un núcleo urbano de dimensiones medianas. Los objetos arqueológicos recuperados en esas excavaciones se encuentran depositados en el MUPAC.

 Juan José Cepeda, profesor asociado en el Área de Arqueología de la Universidad de Cantabria, explicó la importancia que tienen los hallazgos monetarios para fijar la cronología de este importante núcleo romano. Su actividad investigadora se centra en la Numismática y en la Arqueología de época prerromana y romana. Ha dirigido diferentes proyectos arqueológicos y forma parte del equipo que lleva a cabo las excavaciones de los yacimientos de Juliobriga y Camesa-Rebolledo.



La moneda en la Guerra Civil Catalana de 1462




La profunda crisis que durante el siglo XV sacudió a toda Europa Occidental tuvo su reflejo en Cataluña, empobrecida por las plagas que diezmaron la población rural, la contracción del comercio y la crisis de subsistencia de su población. La crisis económica había llevado a mediados de la centuria a la polarización de la población de Barcelona en dos grupos, conocidos como la Biga y la Busca. El primero, integrado por la oligarquía urbana o ciudadans honrats y algunos mercaderes, de alto poder adquisitivo, se oponía a las alteraciones monetarias. Enfrentado a este partido se encontraba la Busca, el partido de los mercaderes y menestrales, que aspiraban a controlar el gobierno municipal y que eran partidarios de que se tomaran medidas proteccionistas y de la devaluación de la moneda.

En fecha 16 de noviembre de 1454 Juan II concedió en Barcelona el permiso a sus consellers para la labra de medios, tercios, sextos y croats. Dos años después, en la misma ciudad, el 8 de abril de 1456 y de acuerdo con el parecer de la Busca antes visto ordenó que el croat valiese 18 dineros de terno y el florín 13 sueldos. Juan II batió moneda en las cecas catalanas de Perpiñán, Gerona, Lérida y Tortosa. En Perpiñán o Gerona se acuñaron timbres, con oro de 22 quilates y liga de ocho granos, la misma que el florín, divisa internacional de la época. En plata se labraron croats en Perpiñán y tercios de croats con busto coronado en un anverso anepígrafo en Lérida y Tortosa. En la ceca de Gerona se batió numerario de vellón en dineros y óbolos.

Entre las causas de este conflicto fratricida se encuentra también el enfrentamiento entre Juan II y su hijo, el Príncipe de Viana, cuyo encarcelamiento fue utilizado por las Cortes de Lérida para la constitución de un Consejo del Principado para exigir su excarcelación y forzar al monarca a aceptar en la Capitulaciones de Villafranca del Penedés las reivindicaciones de la oligarquía barcelonesa. La repentina muerte del príncipe Carlos precipitó los acontecimientos. En 1462 se produjo un levantamiento campesino contra los malos usos y Juan II, con el apoyo de Luis IX de Francia, entró en el Principado, contra lo cual la Generalitat organizó un ejército para sofocar la revuelta campesina y destituyó al monarca.

El Consejo buscó apoyos, y tras la destitución del monarca en junio, ofreció el título condal al rey de Castilla, Enrique IV, contando además con el apoyo del partido navarro de los beamonteses, enfrentados a Juan II. Las tropas castellanas lograron levantar el sitio de Barcelona, pero ante la división de su nobleza su monarca se vio obligado por el Tratado de Bayona a renunciar al título condal. En este breve periodo se acuñó a su nombre en la ceca de Barcelona numerario áureo y argénteo.


En oro se batió moneda en florines y medios florines, si bien los mismos no tienen marca de ceca, con los tipos tradicionales de la flor de Lis y San Juan Bautista. (Imagen: florín de Enrique de Castilla).


En cuanto a la moneda de plata, se batieron medios y croats con busto coronado a izquierda y roel y tres puntos en reverso. Todas las monedas acuñadas a nombre de este monarca son escasísimas en la actualidad. (Imagen: Croat de Enrique IV).

El título condal fue ofrecido en 1464 al condestable Pedro de Portugal. Durante su breve reinado de menos de dos años hubo dos periodos monetarios claramente diferenciados.
En el primero de ellos, claramente continuista con las emisiones anteriores, se acuñaron medios, tercios, sextos y croats en plata, los croats y los medios croats en la ceca de Barcelona, los tercios en Cervera, Balaguer y Tortosa y los sextos en esta última ceca. 


(Imágenes: croat y tercio de croat de Pedro de Portugal).

También se acuñaron medios y florines en la ceca capitalina, aunque sin marca. Debido al maltrecho estado de la economía catalana, el monarca pensó en reducir la pureza de la moneda argéntea, lo que no fue aceptado por los catalanes. Sin embargo, se procedió a la emisión de una nueva moneda con el peso de los florines pero con dos quilates menos de fino y liga de 16 granos, conocida como pacific o pacífico, la misma ley que la del cruzado portugués, con peso de 1 adarme 34 granos, el del florín de Aragón, y valor de 20 sueldos.

(Imagen: medio pacífico de Pedro de Portugal).

Esta moneda, a pesar de la rebaja en su ley que suponía, es una joya numismática en cuanto a su gótico diseño. Con un flan mayor que el de los florines, aparece en su anverso el retrato del monarca coronado con cetro en la mano dentro de una orla polilobulada, y en su reverso las barras de Aragón coronadas igualmente dentro de una orla. Se acuñaron en la ceca de Barcelona tanto pacíficos como medios. Esta novedad iconográfica fue posteriormente imitada por su contrincante Juan II en los ducados acuñados tras el conflicto en Valencia y Zaragoza, si bien la ley de estos últimos era de 23,75 quilates.

Según Salat, la labra de los pacíficos debió de llevarse a cabo con posterioridad a 1466, y habría sido una moneda muy abundante y que había sido depositada en grandes cantidades en la Tabla de Comunes Depósitos. Cita que en 1477, una vez terminada la guerra, había en dicha Tabla cuatro mil pacíficos cortos y cercenados, y que se pidió permiso al rey para fundirlos y fabricar, libres de monedaje, medios y cuartos de pacífico.


Al morir Pedro en Granollers en 1466 el título fue ofrecido a Renato I de Anjou, que fue representado por su hijo Juan II de Lorena, y a su muerte por su nieto Juan de Calabria. Renato I había sido depuesto en 1442 como rey de Nápoles, y el reino había sido incorporado a la Corona de Aragón. 


Durante su reinado se acuñó exclusivamente moneda de oro de cuartos, medios y pacíficos de la misma tipología en la ceca de Barcelona, posiblemente reutilizando antigua moneda áurea devaluada. (Imágenes: pacífico y cuarto de pacífico de Renato de Anjou).

Juan II buscó la alianza con Castilla con el matrimonio de su hijo Fernando con su prima Isabel. Tras un largo asedio, el 8 de octubre de 1472 Barcelona se rindió tras una amnistía general. Las graves fracturas sociales y económicas de este enfrentamiento fueron heredadas por el futuro Rey Católico. Fernando II de Aragón ocupó el Rosellón y la Cerdaña, reformó el consejo y la Diputación barceloneses y adoptó el programa económico para la recuperación de la Busca. La Generalitat sufrió un fuerte desprestigio. En cuanto a las revueltas campesinas, y tras el final de la Guerra de sucesión castellana, se tomó el compromiso de la Sentencia Arbitral de Guadalupe del 21 de abril de 1486, por el que los malos usos fueron suprimidos mediante el pago de sesenta sueldos o sous para indemnizar a sus señores, y el monarca recibió la suma de 50.000 libras.




Fuentes: 
PEDRO DAMIÁN CANO BORREGO.
RIERA MEILS, A., 1359-1518, Historia de la Generalidad de Barcelona y sus presidentes, Vol I., Enciclopedia Catalana, S.A. (editorial), Barcelona, 2004.
RUIZ CALLEJA, A., Las monedas de la Guerra Civil Catalana (1462-1472), blognumismatico.com, http://blognumismatico.com/2017/09/28/las-monedas-de-la-guerra-civil-catalana-1462-1472/.
SALAT, J., Tratado de las monedas labradas en el Principado de Cataluña con instrumentos justificativos, Imprenta de Antonio Brusi, Barcelona, 1818.

El reinado de Alfonso XIII.
(1886-1931)

El reinado de Alfonso XIII es quizás el más interesante desde el punto de vista iconográfico de todo el Centenario de la Peseta, debido a la gran cantidad de retratos del rey que existen (sólo siendo superado por Carlos I en número) y que muestran su evolución desde que es un bebé, hasta que con 40 años se realiza su último retrato. Todas las piezas de este periodo son acuñadas en la ceca madrileña.


Alfonso XIII nace en 1885, 6 meses después de la muerte de su padre, Alfonso XII. Hasta que no cumplió la mayoría de edad, en 1902, la regencia del Estado la ostentó su madre, Dña. María Cristina. Durante los dos primeros años de la Regencia, no se labraron monedas a nombre del nuevo Rey; se acuñaron monedas póstumas de Alfonso XII.

El primer retrato de Alfonso XIII para usos en monetarios fue el denominado pelón. El rey sólo tenía un año. Se acuñó entre 1888 y 1892.

La primera moneda fue el duro de 1888. Se labraron más de 10 millones y medio de piezas. Las 5 pesetas siguieron con esta imagen hasta 1892 sin ningún cambio (salvo la fecha; y en 1888 1890, que cambian las iniciales de los Grabadores y el Juez de balanza). En total salieron de la ceca de Madrid más de 34 millones de duros “pelones”. Su peso es de 25 gramos de plata de 900 milésimas.


37 mm.


A parte de las monedas de 5 pesetas; las de 50 céntimos y 1, 2 y 20 pesetas también se acuñaron del tipo “pelón”. Las primeras se acuñaron en plata de 835 milésimas y con 2,5 gramos en 1889 y 1892 las segundas en 5 gramos de plata de la misma pureza en 1889 y 1891 y las cuartas en 1889 y 1890 en 6,45 gramos de oro de 900 milésimas.


18,5 mm.


23,5 mm.


27 mm.


21,5 mm


La segunda efigie del rey se le denominó “bucles”, debido al pelo rizado del pequeño monarca. En esta ocasión el rey cuenta con 5 años. Fue aprobado por la Real Orden del 17 de agosto de 1891. Al año siguiente se empezó la acuñación de monedas con la nueva imagen del rey. Con esta representación se acuñaron más de 21 millones de monedas entre 1892 y 1894. En todas las monedas a excepción de las 20 pesetas, el monarca mira a izquierdas. En este caso las monedas en las que se graba el retrato tienen en mismo facial y características que los anteriores.


18,5 mm.


23,5 mm.


27 mm.


37 mm.


21,5 mm.


En 1895 Alfonso XIII tiene 9 años, y se encarga su tercera representación a Bartolomé Maura, el nuevo diseñador de la Casa de la Moneda; que acabará siendo uno de los mejores y más reconocidos grabadores del finales del s. XIX y principios del XX en España. Con esta representación se acuñaron las últimas monedas de ultramar de España entre 1895 y 1897. Perdíamos Cuba, Puerto Rico y Filipinas en 1898. Se conoce a esta efigie como “tupé”; y estuvo en uso desde 1896 hasta 1902. Es el retrato más usado, estando presente en casi 112 millones de monedas (sin contar con las de los territorios de ultramar. Contando con estos territorios la cifra asciende a 132 millones de piezas). En 1899 se acuña en España el último duro de plata, debido a la gran falsificación que había de estas monedas. Con este nuevo retrato se acuñan monedas de 50 céntimos y 1, 5, 20 y 100 pesetas. Todas mantienen las mismas características que sus predecesoras. La única moneda "novedosa" es la de 100 pesetas que pesa 32,25 gramos de oro de 900 milésimas.


18,5 mm.


23,5 mm


37 mm.


21,5 mm.


35 mm.


Alfonso XIII en 1902 cumple 16 años y releva a su madre en la regencia del Estado. Dos años más tarde, se realiza su cuarta imagen numismática, esta vez con 18 años. Este es el último retrato de Maura del monarca para monedas, ya que desde 1898 trabajaba en el Banco de España como jefe grabador de sellos y billetes. Este busto se le conoció como “cadete” por el alzacuello que presentaba el uniforme de militar del Rey y se uso desde 1904 a 1906. Se utilizó el retrato para las monedas de 1, 2 y 50 céntimos; y 1, 2 y 20 pesetas.


15,5 mm.


20,5 mm.


18,5 mm.


23,5 mm.


27 mm.


21,5 mm.


Alfonso XIII se casa con Victoria Eugenia de Battenberg el 31 de mayo de 1906. Antes de la ceremonia, el anarquista Mateo Morral perpetra un atentado contra el cortejo nupcial de los reyes. Milagrosamente los reyes salen ilesos, pero varias personas perdieron la vida en el acto terrorista.


4 años después, con 24 años, se realiza su quinto retrato. Es muy similar al cuarto. Sólo se usa para las monedas de 1, 2 y 50 céntimos. Las monedas de 1 y 2 céntimos serían las últimas monedas que se acuñan en España de ese valor facial.


15,5 mm.


20,5 mm.


18,5 mm.


El Gral. Miguel Primo de Rivera da un golpe de estado y se hace con el poder desde 1923 hasta 1930. Durante este periodo, sólo se acuñan 3 monedas diferentes, dos de 25 céntimos y una de 50 céntimos. 1925 en un año relevante para la numismática española, ya que por primera vez en nuestra historia se acuña una moneda en níquel, a imitación de otros países europeos que habían introducido el níquel en la producción de sus monedas. Además, se trata de la primera moneda fiducidiaria de España (es decir, que el valor facial no va respaldado por el valor metálico de la moneda). En el anverso aparece una carabela, la leyenda de España, y el año de acuñación. En el reverso, el valor facial debajo de una corona. El grabador fue José Espinós. En 1926 Enrique Vacer realiza el sexto y último retrato de Alfonso XIII. Es en esta moneda de 50 céntimos la última vez que se representa al rey. Además, es la última moneda de 50 céntimos de plata acuñada en España.


25 mm.


18,5 mm.


Al año siguiente se acuña una moneda de 25 céntimos. Es la primera moneda en la historia numismática de España en que la moneda lleva un taladro, que servía principalmente para diferenciarla de las monedas de 2 pesetas de plata, que tenían en mismo color y diámetro. En ella aparece en el reverso un martillo, una corona, la leyenda España y el año de acuñación . En el reverso, el valor facial. Esta es la última moneda de Alfonso XIII, y hasta 1934, durante la II república, no se volvería acuñar moneda alguna en España.


25 mm.


El 14 de abril de 1931 se proclama en España una república, la segunda de su historia. Alfonso XIII y su familia se exilian de España, transladándose a París. El 28 de febrero de1941 Alfonso XIII muere en Roma a causa de una angina de pecho. Sus restos se transladaron 1980 al Panteón Real del Monasterio del Escorial, donde descansan actualmente. La Familia Real no volvería a España hasta los años 60, durante el régimen de Franco.


Fotografía de Alfonso XIII (derecha) y Miguel Primo de Rivera (izquierda) tomada en la década de 1920






Fuente: historiadelapeseta.blogspot