Descubren un tesoro en Lleida: 80 monedas de vellón de la Edad Media




Una bolsa de tela escondida dentro de una pequeña vasija de cerámica con 80 monedas de vellón. Es el pequeño tesoro que se ha descubierto a Lleida, en la excavación arqueológica que está en marcha en el marco de las obras para la construcción de la futura estación de autobuses. Se trata del solar situado junto al Docs, en torno a la antigua harinera de La Meta, donde en verano aparecieron restos arqueológicos de la época feudal, entre los siglos XII y XIV. La pequeña vasija estaba al lado de un muro y se ha roto en el momento en que lo han derribado, revelando así el pequeño tesoro que estaba oculto desde hacía siglos en el interior. El Servicio científico-técnico (SCT) del Laboratorio de Arqueología de la Universidad de Lleida (UdL) ha recibido el encargo de la Paeria de Lleida de restaurar estas monedas, que están fabricadas con una aleación de plata y cobre, motivo por el cual se conocen como vellón. "En un primer momento, los arqueólogos de la Paeria encontraron 77 monedas, pero después han aparecido 3 más", explica la coordinadora técnica del Laboratorio de Arqueología de la UdL, Carme Prat.

Las monedas que se han podido limpiar hasta ahora fechan de la primera mitad de la alta edad media. Concretamente, se acuñaron el siglo XII, en la época de Alfonso I de Aragón (1104-1134), según informa la UdL. Las piezas que las especialistas de la Universidad de Lleida han podido desempolvar hasta el momento son iguales a unas recuperadas en la antigua judería de Lleida algunos años atrás, y que limpió el mismo laboratorio. Quizás entre las que quedan por lavar hay otras dataciones, pero habrá que esperar. "La oxidación del cobre hace que las piezas sean muy finas y eso dificulta su restauración", señala Prats. El material que ha llegado al laboratorio de la UdL incluye los restos del recipiente de cerámica y fragmentos del tejido de la antigua bolsa.







Fuente: elnacional.cat

Las 7 monedas romanas más buscadas por los coleccionistas



La numismática es una pasión de lo más curiosa, pero también costosa. Las colecciones más valoradas pueden costar muchos miles de euros, y entre todas las posibilidades, las monedas romanas están entre las más solicitas.

Coleccionar estas piezas no solo permite echar un vistazo a aspectos de la economía antigua, sino que también atrae la atención de coleccionistas de todo el mundo debido a la rareza y el valor histórico de ciertas piezas. Estas son las monedas romanas más codiciadas:

Denario de Julio César

El denario, una moneda de plata ampliamente utilizada, y es especialmente valioso cuando lleva el retrato de Julio César. Este tipo de moneda esta entre las más buscada no solo por su rareza, sino porque marcó el inicio del uso de retratos de gobernantes en monedas, un cambio significativo en la tradición numismática romana. Los denarios de César, acuñados en 44 a.C., poco antes de su asesinato, son testigos directos de este periodo crucial en la historia de Roma. El anverso muestra a César con una corona de laurel, mientras que el reverso puede variar, mostrando figuras alegóricas o símbolos del poder militar.

Áureo de Augusto



El áureo, una moneda de oro, era la más valiosa de la época romana. El áureo de Augusto, primer emperador de Roma, tiene un gran atractivo para los coleccionistas debido a su vínculo con el inicio del Imperio Romano. Estas monedas suelen mostrar a Augusto con símbolos de victoria o dioses romanos en el reverso, y debido a su alto contenido de oro, suelen alcanzar precios muy altos en subastas, siendo una de las monedas más buscadas por coleccionistas de todo el mundo.

Sestercio de Trajano



El sestercio de bronce de Trajano, uno de los emperadores más admirados de Roma, es otra pieza muy codiciada. Trajano fue conocido por sus exitosas campañas militares y reformas internas. Los sestercios acuñados durante su reinado a menudo celebran sus victorias y las grandes obras públicas que realizó, como la Columna de Trajano. Estas monedas, debido a su tamaño y detalle, son buscadas tanto por coleccionistas como por historiadores, y su valor en el mercado ha ido en aumento.

Denario de Nerón



El denario de plata del emperador Nerón es otra moneda apreciada por su relevancia histórica. A pesar de su infame reputación como emperador, las monedas de Nerón destacan por la evolución de su retrato, que en sus últimos años de reinado mostró un estilo mucho más realista, reflejando el desgaste de su gobierno. Estas monedas son codiciadas por su importancia en la propaganda imperial y su vinculación con los momentos más convulsos del Imperio.

Áureo de Calígula



El áureo de Calígula, otra moneda de oro, es extremadamente raro y altamente valorado debido a la corta duración del reinado de este emperador. La escasez de monedas de su periodo, junto con la fascinación histórica por su figura, hace que estas piezas sean sumamente atractivas en el mercado numismático. Los áureos de Calígula suelen presentar imágenes propagandísticas que glorifican su reinado, en contraste con la reputación negativa que dejó.

Antoniniano de Valeriano



El antoniniano, una moneda de plata que se introdujo durante el reinado de Caracalla, se convirtió en una de las monedas más comunes durante el Imperio tardío. Sin embargo, el antoniniano de Valeriano, emperador conocido por ser capturado por los persas, tiene un alto valor simbólico y de coleccionismo. Este tipo de moneda refleja la crisis económica y política que enfrentaba el Imperio en su declive, por lo que las monedas de este periodo son apreciadas por su rareza y contexto histórico.

Solidus de Constantino el Grande



El solidus, introducido por Constantino el Grande, fue una de las monedas de oro más estables del Imperio Romano y continuó usándose durante siglos. Las monedas de Constantino, especialmente aquellas que celebran su conversión al cristianismo, son muy buscadas por su simbolismo religioso y su vinculación con uno de los emperadores más influyentes de la historia romana. Estas monedas destacan por la presencia de símbolos cristianos, como el crismón, que marcó el inicio de una nueva era en la historia del Imperio.


Las monedas romanas son mucho más que simples objetos con un importante valor histórico; sino que también representan el legado casi tangible del poder y la cultura de Roma. Cada pieza cuenta una historia sobre los emperadores, las guerras y los momentos de cambio en la historia del imperio.








Fuente: uppers.es

Así es la nueva moneda de 5 euros de Lucky Luke



Una nueva moneda para coleccionistas en Europa. La revista que publica la Monnaie Royal de Belgique, en la que nos muestra las últimas emisiones puestas a la venta por la Casa de Moneda de Bélgica, y algunas que lo serán próximamente, da cuenta del lanzamiento de una moneda de gran valor que esperan con impaciencia los coleccionistas.

Lo publica en la portada del número 91 de la revista Monnaie Info con fecha octubre de 2024. Esta versión que se puede leer en francés y también otra versión traducida de forma online al español, muestra la moneda dedicada al famoso vaquero Lucky Luck.

Las monedas dedicadas a personajes suelen tener gran aceptación. El Banco Central de Malta fue el encargado de conmemorar el 700 aniversario de su muerte, que se celebra a lo largo de este año. Nacido en 1254, falleció el 8 de enero de 1324, teniendo una larga y próspera vida para la época.

Su moneda conmemorativa no se ha quedado atrás, ya que es de 10 euros y los coleccionistas ya le han echado el ojo por la importancia que va a tener a nivel numismático. La pieza sobrepasa por poco los 28 gramos y tiene un diámetro de 38,61 milímetros. De ella solo habrá 600 copias.







Esta es la increíble nueva moneda de 10 euros de Marco Polo




Este año 2024, el Banco Central de Malta ha emitido una nueva y relevante moneda que tiene como objetivo rendir homenaje al legado del gran Marco Polo (1254-1324), al cumplirse 700 años de su fallecimiento. Creada por Daniela Fusco, esta limitada pieza acuñada en plata, cuenta con un valor facial de 10 euros.


Marco Polo, famoso comerciante y explorador veneciano, dejó una imborrable huella en la historia. Nacido alrededor de 1254, siguió los pasos de su padre y tío en sus viajes por Asia, pero lo que realmente lo hizo pasar a la historia fueron sus escritos en «Los viajes de Marco Polo».

Estos relatos, manuscritos por Rustichello de Pisa, describían China y el Imperio mongol, teniendo así un profundo impacto en las creencias y comportamiento europeos hacia Oriente. De hecho, inspiraron incluso a Cristóbal Colón en sus propias travesías. Marco Polo no solo comerció con seda y especias, sino que también abrió las puertas de la imaginación europea hacia tierras lejanas y culturas exóticas.


El reverso de la moneda, obra de Daniela Fusco, muestra, a la izquierda, rodeando la composición, la inscripción subrayada del motivo de la moneda en inglés «100th ANNIVERSARY OF THE DEATH OF MARCO POLO» (700 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE MARCO POLO), y bajo esta se encuentra situada una Rosa de los Vientos. En la parte derecha del diseño encontramos un retrato de Marco Polo, y a su izquierda se muestran diversos edificios para simbolizar las diferentes regiones y culturas del mundo que Marco Polo visitó en vida durante sus viajes: la Basílica de San Marcos en Venecia, un minarete de una mezquita musulmana, y una pagoda asiática, respectivamente. Bajo los edificios, figura el valor facial «10 EURO», y a la derecha del retrato, en el borde, la marca del autor «FUSCO».


Por otro lado, el anverso de la pieza, elaborado por Noel Galea Bason, contiene las doce estrellas de la Unión Europea rodeando el borde, y en el centro se encuentra situado el escudo de la República de Malta, junto a las inscripciones del nombre del país emisor y la fecha de emisión «2024».

Características técnicas



La 'rara' moneda de 2 euros, conmemorativa en honor al 175º aniversario de la constitución de la Paulskirche



Las monedas y su valor incalculable... En este caso se trata de una de dos euros. El gobierno federal alemán ha emitido un total de 30 millones de monedas que ha provocado una fiebre entre todos los coleccionistas. El día en que salieron al mercado se han convertido en objeto y deseo.

La peculiaridad de las mismas es que son monedas conmemorativas en honor al 175º aniversario de la constitución de la Paulskirche, con datos e información referente a dicha Carta Magna.

Dicha moneda cuenta con la inscripción "Paulskirchenverfassung 1849", año en el que se firmó la constitución, en el reverso, mientras que en la parte de abajo se puede leer "2024", junto a la letra 'D', que supone la letra del código del país, en este caso Alemania.

A todo ello, se pueden leer las iniciales del artista Bodo Broschat de Berlón, junto a las 12 estrellas europeas.

La misma se está comercializando en plataformas de compra y venta como eBay por precios que rondan, de momento, los 3.500 euros. Pese a que el número puede parecer muy elevado, no lo es tanto si se tiene en cuenta que hay más de 341 millones habitantes en toda la UE.





Hallazgo histórico: 100.000 monedas antiguas desenterradas en Japón




Durante unas excavaciones para la construcción de una fábrica en el distrito de Sojamachi, al norte de Japón, los obreros tropezaron con un hallazgo inesperado: un inmenso conjunto de monedas antiguas, cuidadosamente enterradas en fardos atados con cuerdas de paja. Este sorprendente descubrimiento, que se extiende por un kilómetro de longitud, capturó rápidamente la atención de expertos en historia y numismática de todo el mundo. Lo que al principio parecía un hallazgo curioso, pronto se reveló como una ventana a casi dos mil años de la historia económica y cultural de Japón.

Este tesoro numismático está compuesto por más de 100.000 monedas que abarcan un período que se extiende desde el 175 a.C. hasta el 1265 d.C.. Las monedas incluyen ejemplares de diferentes dinastías chinas, como la dinastía Qin y la dinastía Han, lo que sugiere una larga tradición de intercambio comercial entre Japón y China. Entre los ejemplares más destacados se encuentra la moneda Banliang, utilizada hace unos 2.200 años en China, durante la dinastía Qin. Estas monedas llevan inscripciones chinas como media onza, un tipo de moneda que se producía comúnmente en China hace aproximadamente 2.200 años, confirmando el peso de la influencia china en la circulación monetaria en Japón.

El hallazgo se produjo en 2023, cuando los arqueólogos comenzaron a desenterrar 1.060 paquetes, cada uno con aproximadamente 100 monedas, de un sitio arqueológico que se encuentra en el corazón de la antigua región de Kozuke, una zona conocida por su importancia política y comercial durante el período Kamakura, una época caracterizada por guerras y tensiones políticas en Japón. Esto sugiere que las monedas podrían haber sido ocultadas por una familia noble en tiempos de inestabilidad, con la esperanza de recuperarlas en el futuro.

Desde su descubrimiento, los investigadores han planteado diversas teorías sobre el propósito de las monedas. Una hipótesis sugiere que fueron enterradas durante el período Kamakura (1185-1333) por una familia noble de Kozuke (hoy Gunma), con la intención de recuperarlas en tiempos de mayor estabilidad. Huffington Post menciona que las monedas “fueron custodiadas con la esperanza de ser recuperadas en el futuro”. Otra teoría, según The Times of India, sugiere que podrían haber sido usadas como un depósito seguro, funcionando como un banco rudimentario en épocas de guerra.


El tesoro de Maebashi no solo representa un importante testimonio del pasado local de Japón, sino que también actúa como un puente económico entre Japón y los países vecinos, particularmente China, durante varios siglos. El hecho de que una gran parte de las monedas sean de origen chino subraya la fuerte influencia económica externa en Japón, y el papel que este país desempeñó en los intercambios comerciales a lo largo de la historia.

Además, el descubrimiento en Sojamachi destaca la influencia cultural y económica de China sobre Japón durante los periodos de dinastía Qin, Han y Song. Este tesoro también revela cómo monedas extranjeras continuaron circulando en Japón durante siglos, lo que refuerza la idea de un intercambio económico activo entre las dos naciones.

En 2024, los arqueólogos continuaron con un análisis más detallado del tesoro, examinando 334 monedas del total de 100.000 encontradas. Los estudios recientes han confirmado que las monedas más antiguas datan del 175 a.C., mientras que las más recientes se remontan a 1265 d.C. Esto amplía el contexto histórico del hallazgo, demostrando la larga persistencia de la circulación monetaria en Japón.

Este análisis más detallado permite entender mejor cómo las monedas extranjeras continuaron siendo aceptadas y utilizadas en Japón, incluso durante el período Kamakura. Además, este hallazgo ofrece nuevas perspectivas sobre la influencia de China en la economía japonesa y la durabilidad de las relaciones comerciales entre ambos países.

Dada la importancia histórica del hallazgo, las autoridades locales de Maebashi han anunciado planes para preservar el sitio arqueológico y permitir el acceso público al tesoro descubierto. La zona de Sojamachi ya es conocida por otros descubrimientos importantes, como túmulos funerarios del período Kofun (siglos III-VII d.C.), lo que confirma la relevancia histórica de la región.

Además, se espera que futuros estudios continúen arrojando luz sobre aspectos no resueltos del hallazgo, como la identidad del propietario del tesoro y las razones exactas de su ocultamiento.









Fuente: infobae.com

El descubrimiento arqueológico que cambia la historia de Rusia para siempre: desenterraron más de 1500 monedas de oro de un valor incalculable



Arqueólogos rusos descubrieron en la histórica ciudad de Veliki Nóvgorod un tesoro enterrado con más de 1800 monedas de plata y piezas de orfebrería del siglo X, según informó este lunes, 30 de septiembre, el Instituto de Arqueología de la Academia de Ciencias de Rusia.

"El hallazgo de un tesoro con dinero y objetos escondido por su propietario en un agujero hecho en el barro se convirtió en un suceso inesperado, toda una sensación", indicó la institución científica en un comunicado publicado en su página web.

Según el Instituto, el tesoro "contiene alrededor de 1800 monedas de plata enteras o fragmentadas y más de 80 adornos de plata", para un total de 3 kilogramos de peso.

Las excavaciones se llevaron a cabo en el territorio que antes ocupaba el barrio Liudin, ubicado al suroeste del Nóvgorod medieval.

"En una pequeña excavación (una superficie de 132 metros cuadrados) se estudiaron detalladamente cinco metros de estrato cultural", en los que fueron hallados alrededor de 1500 objetos, incluyendo cuños de plomo y sellos de mercancías, adornos para trajes y otros objetos de uso común.

Un dinario del emperador Constantino VII Porfirogéneta

Entre los hallazgos los arqueólogos destacaron una moneda en forma de lingote de plata del siglo XIV y un documento escrito sobre corteza de abedul datada del siglo XII.

Sin embargo, el tesoro resultó toda una sensación, al contener piezas como un dracma del emperador sasánida Cosroes II, conocido como Parviz el Victorioso (591-628); un dinario germano de Otón el Grande (rey de Francia Oriental de 936 a 973); ocho dinarios del emperador Constantino VII Porfirogéneta (945-959) y uno del emperador bizantino Juan I Curcuas, llamado Tzimisces (969-976).

Parte de esto dracmas tienen orificios que indican que podían ser ensartadas con un hilo, según los expertos rusos.

El grueso del tesoro está conformado por dracmas cúficos procedentes de Medio Oriente y Asia Central, 500 de las cuales son monedas enteras: dracmas del califato árabe impresas por las dinastías Umayya y Abasida en los territorios actualmente ocupados por Irán, Irak y Turquía.

Además de las monedas, el tesoro contenía 83 adornos, incluyendo abalorios de cristal, ocho de las cuales fueron creadas utilizando la técnica millefiori, un dije de bronce con baño de oro y 72 adornos de plata: anillos, botones, cruces, dijes y cuentas.


Por el estado de las piezas, algunas de las cuales muestran señales de reparaciones y desgaste, los arqueólogos estiman que se trata de un tesoro familiar y no un escondrijo con chatarra de orfebre, que suele contener fragmentos de objetos cortados o barras de metal fundido.

Según el Instituto de Arqueología "se trata del cuarto caso de hallazgo de un tesoro de fines del siglo X durante todo el tiempo de estudios arqueológicos de Nóvgorod", por lo que es un caso "absolutamente exclusivo" que todavía está por investigar.






Fuente: cronista.com

Las monedas desenterradas y los secretos que ayudan a desvelar



Como migas de pan en un contexto arqueológico, las monedas halladas pueden señalar el camino a la comprensión de antiguas sociedades

En 2019, Adam Staples y Lisa Grace, una pareja británica de cazatesoros aficionados, encontraron en el sur del Reino Unido unas dos mil quinientas monedas del siglo XI valoradas en más de cuatro millones de euros. Los arqueólogos y numismáticos tenían muchos motivos para alegrarse, y también para sentir envidia. No era la primera vez. En 2016, unos operarios arrastraron la pala de su retroexcavadora y descubrieron en la localidad sevillana de Tomares unas ánforas con 53.000 monedas romanas de bronce. Los obreros, sorprendidos ante aquellas vasijas que habían saltado en pedazos, no darían crédito.

Pero una cosa es encontrar un tesoro y otra distinta saber interpretarlo correctamente. Y para ello, hay que tener en cuenta que las monedas suelen aparecer de maneras muy distintas. Pueden irrumpir, como en Tomares, en las portadas de los periódicos como enormes hallazgos donde todas pertenezcan más o menos a la misma época, pero también pueden hallarse yacimientos donde existan muchos depósitos pequeños de distintos períodos, separados por gruesas capas de tierra, o bien un solo depósito con una cantidad pequeña de monedas.


Lisa Grace y Adam Staples, 
descubridores de un tesoro de monedas de un milenio de antigüedad en Somerset en 2019. 
Peter Summers/Getty Images

Armados con detectores de metales, cada vez son más los que rastrean grandes extensiones de suelo rural en busca de monedas para obtener una buena recompensa. En España, esta puede alcanzar, a veces, el 25% del valor de tasación de lo que se haya encontrado.

Dos de los grandes desafíos a los que se enfrentan tanto las autoridades como los historiadores son que los cazatesoros no informen de todo lo que encuentran (para revenderlo en el mercado negro) o que alteren gravemente el yacimiento en su intento de entender el valor de lo hallado. Esto último puede modificar la disposición de las monedas y complicar enormemente su interpretación a los expertos.

No existe una solución sencilla. Si no se ofrece una recompensa pública a los cazatesoros, algunos de ellos no informarán de sus descubrimientos y probarán suerte en la reventa internacional. Por otro lado, es cierto que sin la acción de los cazatesoros no se habrían descubierto yacimientos asombrosos. Dos ejemplos muy obvios son las monedas halladas por Staples y Grace o las casi setenta mil romanas y celtas que Reg Mead y Richard Miles encontraron en 2012 en la isla de Jersey.

Aquí el tamaño y la riqueza del yacimiento importan, y mucho. Uno de los principales usos de las monedas es que permiten datar con mayor o menor precisión los objetos y el conjunto monumental en el que fueron encontradas. Eso, que puede decirse generalmente de las grandes acumulaciones de la misma época, no se puede afirmar sin más de los pequeños depósitos que acompañan a tumbas o edificios.Lee también

En el caso de las tumbas, no es lo mismo que las monedas aparezcan en una especie de carteras (entonces, casi seguro que serán contemporáneas del conjunto funerario) o que figuren en un collar o en unos pendientes. Ahí estarían utilizándose como el que hoy emplea una antigüedad para hacerse una joya, y, por lo tanto, serían probablemente anteriores al sepulcro. Esos colgantes fueron una costumbre común de las mujeres durante siglos. La historia de las monedas es, a veces, la historia de la coquetería.

Si hablamos de edificios, resulta muy difícil saber si los pequeños depósitos de monedas encontrados bajo sus puertas son previos a su construcción, que es quizá lo más común, o de la misma época. En ocasiones, como sucede con algunos restos de iglesias, pertenecen al período en el que las construcciones fueron desmanteladas y se les dio un uso diferente. El dinero, en estos casos, quedó un poco desperdigado por el subsuelo. El descuido de los obreros de Tomares, como se ve, tiene muchos precedentes..., y las monedas también nos hablan de ellos.
Utilísimas

Las monedas ayudan mucho más a los historiadores y cazatesoros que otros objetos a la hora de fechar un conjunto. Al fin y al cabo, son muy intuitivas: llevan sobreimpresas las imágenes de soberanos o grandes líderes políticos reconocibles, sus tamaños las delatan (si son irregulares, seguramente, se produjeron antes de la industrialización del país) y sus inscripciones sugieren la fecha de la acuñación, la autoridad que las acuñó o la lengua principal del lugar donde se utilizaban.

Pero fechar un conjunto no es toda la ayuda que un gran puñado de monedas es capaz de ofrecer. La forma en la que se depositaron dice mucho sobre el lugar que ocupaban las distintas partes del conjunto monumental al que a veces acompañan. Es más, gracias a esas acumulaciones de efectivo, sabemos en ocasiones dónde se encontraban los altares de una iglesia o, tanto en las instituciones religiosas como fuera de ellas, sugieren el uso que pretendían darles sus propietarios. El hallazgo de Adam Staples y Lisa Grace en el Reino Unido, por ejemplo, revela uno de los primeros precedentes documentados de fraude fiscal en las islas.

Monedas celtas halladas en Reino Unido. 

No es lo mismo que sus propietarios quisieran emplearlas como ofrenda a los dioses o que figuren apiladas en unas viejas pilas bautismales, que se almacenasen como quien guarda ahora sus euros bajo el colchón o que alguien fuera enterrado con una especie de dinero de bolsillo para la vida eterna.

En la China de la Antigüedad, ese dinero debía servir, entre otras cosas, para abonar impuestos. Al fin y al cabo, debían de pensar, en el otro mundo habría gobierno, funcionarios y burocracia, y eso había que pagarlo.Lee también

La forma en la que quedaron ordenadas las monedas en los depósitos también ayuda a aclarar si se guardaron (quizá con prisa) de una vez o a lo largo del tiempo, si eran una manera de esconder los recursos de la familia o la comunidad en un lugar seguro a largo plazo o si, finalmente, pensaban tenerlas a mano y dedicar una parte a ofrecérsela a los dioses.

Esas aclaraciones, que se alimentan de lo que se sabe de las monedas, de los objetos que suelen acompañarlas (joyas en algunas ocasiones) y de fuentes documentales, arrojan luz sobre las costumbres, las creencias y la organización social de una época.

Monedas encontradas durante unas obras en Londres.

Es verdad que los pequeños depósitos a veces no aparecen en ningún lugar en particular. Es decir, hablamos de cuatro o cinco monedas que pudieron caérsele o extraviársele a alguien en cualquier parte. Otras veces, sin embargo, se aprecia que tenían algún valor especial o sentimental. Por ejemplo, en el Reino Unido, algunas de las monedas bizantinas que se han encontrado son souvenirs que algunos turistas británicos se trajeron del extranjero. En Estados Unidos, muchos esclavos negros se cosían alguna moneda en sus ropas como amuleto.

Las acumulaciones de monedas pueden hacernos más visibles grandes colectivos de personas de los que apenas quedan registros. Sabemos que vivieron, en parte, por el tipo de dinero que emplearon para sobrevivir. Así, como apunta la historiadora de la Universidad de Estocolmo Nanouschka Myrberg Burström en un capítulo del libro colectivo Money and coinage in the Middle Ages (Brill, 2018), los depósitos de monedas de las iglesias permiten estudiar más fácilmente cómo las empleaba esa porción de la población que, muchas veces, no era ni noble, ni comerciante ni urbana.

Al mismo tiempo, en el caso del reino medieval de la Jerusalén colonial, que se extendió de 1099 a 1291, el efectivo de menor valor para la época, compuesto por una especie de piezas de plomo, revela las circunstancias de la gente que más recurría a ellas para afrontar sus gastos corrientes.
Monetización

Los depósitos pueden ayudarnos también a entender la relación que existía entre las monedas del campo y de las ciudades, la influencia de la presencia extranjera y el comercio internacional y, por fin, el avance de la monetización.

En el reino medieval y colonial de Jerusalén, los depósitos de monedas encontrados confirman que esta forma de dinero fue introducida por los colonos europeos. En el yacimiento celta de Lattara, en el sur de Francia, los depósitos sugieren que las monedas se empleaban, irónicamente, antes de que la sociedad estuviera monetizada, ya bajo dominio romano. Simplemente, una parte de la población local pagaba con monedas griegas a los comerciantes griegos. En Suecia, los yacimientos muestran que el uso de monedas tardó en torno a un par de siglos en empezar a popularizarse. Casi nadie apreció su utilidad inmediatamente.

Conjunto de monedas halladas en el fondo del océano Atlántico. 

En ocasiones, las monedas también ponen en cuestión lo que creíamos que sabíamos, o bien resuelven curiosos enigmas. Por ejemplo, sabemos gracias a ellas que, a veces, las innovaciones en monetización se dieron más en los contextos eclesiásticos que en algunas poblaciones. Eso es lo que nos dicen las concentraciones de pequeñas monedas, fabricadas con lata fina y acuñadas de un solo lado, que ha encontrado el arqueólogo Jens Christian Moesgaard en las inmediaciones de las iglesias danesas.

Entre los enigmas curiosos para los que ya tenemos respuesta, merece una mención especial lo que ocurrió en las islas del canal de la Mancha durante la Segunda Guerra Mundial. En muchas de ellas se daba una falta crónica de monedas de poco valor para devolver el cambio cuando se compraba, por ejemplo, la comida o el periódico. Al parecer, el motivo es que los ocupantes nazis las enviaban a casa como modesto botín de guerra y que la población local solía utilizarlas, como muestra de resistencia frente a los nazis, luciéndolas en pequeñas insignias o incrustándolas en sus mecheros. Las monedas nos cuentan la historia de una confrontación que no solo se libró en las trincheras.




Fuente: lavanguardia.com - El texto forma parte de un artículo publicado en el número 626 de la revista Historia y Vida.

Esta es la moneda de Cristiano Ronaldo. Portugal realizará un homenaje a su estrella futbolística después de una amplia carrera dedicada a la selección.



La numismática es un universo apasionante que se mueve entre lo clásico y lo actual. Por ello, cada vez es más habitual que se hagan ediciones especiales rememorando a grandes personajes del pasado y presente Leyendas de la historia que, con el paso del tiempo, dotan de gran valor a estas piezas.
Por ello, cada vez que se saca un nuevo ejemplar especial, los coleccionistas y entendidos en la materia permanecen atentos para poder hacerse con algunas de estas piezas. 

Ahora, Portugal ha decidido lanzar una edición especial en homenaje a uno de sus grandes héroes históricos. Se trata de Cristiano Ronaldo. El futbolista del Al-Nassr y de la selección lusa, que recientemente acaba de superar los 900 goles en su carrera profesional, podrá presumir también de tener su propia moneda de euro con validez total.

Aunque todavía no es oficial, ya han comenzado a surgir las primeras informaciones en torno a las nuevas monedas de Cristiano Ronaldo. Estas supondrán un nuevo homenaje para el astro portugués, convertido ya en uno de los mejores futbolistas de la historia.


Se espera que la moneda tenga un valor de unos 7 euros. De momento, el gobierno de Portugal no ha hecho oficial cuál será su diseño. Sin embargo, ya han empezado a llegar varias propuestas que darían forma a este particular homenaje. Y es que pocos deportistas pueden presumir de tener su propia moneda individual. Un reconocimiento a la altura de una leyenda como 'CR7', quien lo ha ganado todo en el mundo del fútbol y que llevó a su selección a sus dos únicas conquistas: la Eurocopa de 2016 y la Nations League de 2019.

La expectación porque salgan estas particulares piezas es muy alta. Por ello, se espera un aluvión de peticiones en cuanto estas entren en curso. Se podrá pagar con ellas como si se tratara de cualquier euro normal. Sin embargo, lo que muchas personas harán será guardarlas para su colección particular.







Fuente: elespanol.com

El tesoro de 53.208 monedas romanas hallado en 2016 en Tomares tiene un valor cercano al millón de euros




Fue el 27 de abril de 2016, recordémoslo, cuando las obras promovidas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y el Ayuntamiento de Tomares en el olivar de El Zaudín (Sevilla) para acondicionarlo como un nuevo parque público propiciaron este descubrimiento arqueológico.

En concreto, durante estos trabajos, la pala de una máquina retroexcavadora arrastró en una de sus acometidas parte de un conjunto de 19 ánforas enterradas bajo el firme, diez de las cuales resultaron fragmentadas o afectadas por el impacto de la pala mecánica.

El hallazgo de estas 19 ánforas repletas de monedas de bronce constituyó el mayor descubrimiento arqueológico de los últimos tiempos en la provincia de Sevilla y de los más importantes en el ámbito estatal, toda vez que su localización tuvo un impacto de carácter mundial al hacerse eco medios de comunicación de no pocos países.

Una posterior excavación arqueológica del lugar supuso el hallazgo de 105 monedas más enterradas al margen de las ánforas, sumando el conjunto del tesoro unas 53.208 piezas o numos de bronce, según cálculos del equipo científico encargado de su investigación, pues nueve ánforas siguen aún cerradas.

La cronología de las monedas, todas ellas de bronce aunque con pequeños contenidos de plata, fue fijada entre los años 294 y 312 de la era actual, es decir entre finales del siglo III y comienzos del IV; y el conjunto del tesoro fue tasado en 468.230 euros por una comisión de expertos constituida para tal fin y conformada por José María Luzón, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Ramón Corzo, de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría; y por el prestigioso catedrático de Arqueología José Beltrán Fortes.

A partir de ahí, Ignacio Rodríguez Temiño, doctor en Arqueología y Ciencias de la Antigüedad, arqueólogo y conservador, plantea «una propuesta alternativa a la tasación del conjunto de monedas del Olivar del Zaudín», en un marco en el que años atrás, tres de los operarios a los que la Justicia había reconocido el derecho al «premio legal correspondiente» por el descubrimiento interponían un recurso contencioso administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), contra la tasación que fija en 468.230 euros el valor económico actual de este conjunto pecuniario.

Merced a dicha tasación, correspondería un premio aproximado de 125.000 euros a repartir entre todos los descubridores del tesoro reconocidos como tal por la Justicia.

Rodríguez Temiño precisa al respecto que él mismo fue nombrado inicialmente como miembro de dicha «comisión de académicos» creada para la tasación del tesoro, pero su designación fue finalmente revocada al no ser acreditada su condición de «miembro de alguna academia»; extremo que él mismo comprende «en aras de evitar una fuente de futura conflictividad ajena» a la propia comisión.

Ya sobre el fondo del asunto, este doctor en Arqueología y Ciencias de la Antigüedad, arqueólogo y conservador explica que para justificar su tasación de 468.230 euros, la citada comisión elaboró un informe basado «en dos premisas».

«La primera, teniendo presente que de las 53.208 monedas, un total de 49.277 están sin limpiar, le asignan un precio medio, tomando como referencia el precio de monedas similares, de ocho euros por moneda, lo que arroja un monto de 425.664 euros, valor que debe ser incrementado en un diez por ciento atendiendo a la aportación histórica y museística que tiene un hallazgo documentado históricamente, de un periodo determinado y que será objeto de utilización singular en el contexto cultural, museístico y educativo», detalla el autor de este trabajo.

Al respecto, Rodríguez Temiño avisa de que la valoración de la comisión fue una «tasación oracular, realizada a ojo de buen cubero y que fía su idoneidad en el mero prestigio en el campo académico de quienes lo hacen«.

A la hora de plantear su propuesta alternativa, Rodríguez Temiño explica que «el hecho de que las monedas del Zaudín pertenezcan al dominio público suele llevar al error, a la hora de calcular su valor económico en función del precio de ejemplares semejantes en el mercado, de multiplicar el precio de mercado por el número de monedas. Eso es lo que hizo inicialmente el Museo Arqueológico y, más adelante, la comisión«.

«Si se toman los precios de subastas como referencia, debe hacerse calculando el efecto en el mercado de la introducción de las 53.208 nuevas monedas», lo que «tampoco debe hacerse a través de una mera estimación buenista, como parece haber hecho la comisión, sino aplicando un conocimiento profundo del mercado numismático y de las leyes de la microeconomía que denominan a este fenómeno, exceso de oferta», agrega.

A partir de ahí, este autor precisa que «es posible dividir las monedas en »tres grandes grupos«, en alusión a »un 15% (7.981 ejemplares) que no ha requerido de conservación y que podrían catalogarse como de muy excelente o buena conservación; un 10% requerido de conservación (5.528 ejemplares) y que cabría clasificarlos como buena conservación; quedando el 75% (39.906 ejemplares) restante necesitado de labores de limpieza, como de regular conservación«, ante lo cual «el mercado numismático reaccionaría de forma diversa ante estos tres lotes».

Al punto, Rodríguez Temiño calcula «una primera cifra de 399.050 euros» como valor del primer lote, a razón de 50 euros la unidad; 478.872 euros para el segundo en función de 12 euros por moneda dada «la incidencia en el mercado por la afluencia de las monedas del segundo lote, que las depreciaría hasta cierto tope»; y 553 euros en el último lote, el de peor estado, a un precio de 0,1 euros por moneda, por «una brusca depreciación como resultado del efecto acumulado de la presencia de numerario de mucha mejor calidad en el mercado y su grado de conservación». O sea 878.475 euros en total.

Finalmente, Rodríguez Temiño realiza un cálculo entre el valor total de las monedas, de 878.475 euros como ha sido descrito; más su precio de mercado, 617.904 euros; menos los costes derivados de la conservación, de 453.116 euros; y menos 179.460 euros del resultado entre las inversiones en materia de difusión y las expectativas de ingresos; lo que arroja una cifra de 863.803 euros, según precisa.

«Se podrá o no estar de acuerdo tanto en los conceptos como en la estimación económica, pero la prolija explicación de los criterios adoptados ofrece la posibilidad de disentir razonadamente. Con ello se respeta no solo la obligación de motivar adecuadamente los actos administrativos, sino también el principio de seguridad jurídica de las personas acreedoras al premio por hallazgo casual», concluye Rodríguez Temiño.







Fuente: abc.es / Sevilla