Hallan en Muxía monedas de 1619 vinculadas a un naufragio



Gabriel Cernadas es un joven de catorce años y desde los ocho muestra un enorme interés por la historia naval. Y esta semana encontró un particular tesoro en O Coído, un arenal de cantos rodados de la localidad de Muxía. No se lo podía creer. “Saltei unhas pedras e vin que nunha poza estaban as dúas moedas”, cuenta todavía emocionado. Se trata de dos monedas de cobre españolas de la época de Felipe III.



Para Gabriel es un auténtico premio, ya que es muy probable que estén vinculadas a un naufragio marítimo. Una de ellas es de cuatro maravedíes, de la ceca de Segovia, de unos veinte milímetros de diámetro y cuatro gramos. En ella se aprecia un círculo que centra un castillo entre la ceca y el valor IIII. En el revés, aparece un león a la izquierda dentro de un círculo con la fecha 1619.

La otra, un poco mayor, apenas presenta el relieve de un círculo, pero, al ser de la misma calidad que la anterior, podría ser una pieza de ocho maravedíes de la misma era. No es la primera vez que en este punto aparecen monedas y otros restos históricos, y en la ensenada se sabe de varios pecios.

Rafael Lema, delegado de la Real Liga Naval Española en la Costa da Morte y autor de varios libros sobre historia naval, recuerda que en esa época había un tráfico intenso de hierro y pescado entre la ría y el País Vasco. Y también hacia el sur, a Sevilla y Portugal. Varios armadores de Camariñas y Muxía participaban en esas rutas comerciales.

Esas mercancías, en ocasiones, eran el objetivo de saqueos por parte de piratas berberiscos e ingleses.

Dos flotas de piratas berberiscos atacaron esta ría en 1617 y 1622, dejando topónimos como Campo do Turco o rúa do Turco. Atacaron Vigo y Cangas, matando y tomando prisioneros, y subieron hasta Fisterra. El cartógrafo Pedro Teixeira documenta un “ataque reciente” que causa temor a la población local en su carta de 1622. “Creo que sería en principio el candidato ideal al que podemos atribuir estas monedas de Muxía. Algún barco gallego o vasco perseguido por estos corsarios, o que se hallaba en el área de Muxía. O un naufragio no identificado”, dice.

Puestos a buscar a los padres de dichas monedas, la misma fuente informa que en el año 1638, entre Muxía y Fisterra, tres fragatas de corso fueron hundidas. Eran de la flota de Francisco de Zárraga Breogán, un corsario de origen vasco. Aquí se abre otra posibilidad.

Lo que está claro es que en la ría había una importante ruta comercial y abundante tránsito de embarcaciones. En los exvotos de distintos santuarios hay testimonios de ataques y temporales. De problemas que afectan a distintos barcos y cuya resolución favorable atribuyen a la ayuda de la Virgen María, en diferentes advocaciones. Dos ejemplos son Nuestra Señora de Begoña, en el País Vasco, o la de Pastoriza, en Arteixo.


LA FLOTA DE PADILLA. Contento con sus monedas, Gabriel Cernadas sigue buceando en los libros... y aprendiendo episodios de barcos. “A verdade é que todos teñen a súa historia distinta, pero o que máis me impresionou foi o naufraxio dos 25 barcos da flota de Padilla, afundidos na costa de Fisterra. Houbo máis de mil mortos, foi unha auténtica desgraza”, comenta entusiasmado.

Si ya antes prestaba atención a todo lo relacionando con la flota naval, ahora, cuando pasee entre las rocas, no olvidará que en cualquier parte puede estar esperando por él un fragmento de nuestra historia.






Fuente: elcorreogallego.es

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