Un hallazgo arqueológico en Luxemburgo ha arrojado nueva luz sobre un periodo crucial de la historia romana y, al mismo tiempo, recordado los ecos de la Segunda Guerra Mundial. Durante una excavación que se extendió entre 2020 y 2024 en la localidad de Holzthum, un equipo de arqueólogos desenterró un tesoro de 141 monedas de oro romanas, entre las que se encuentran tres acuñadas bajo el breve y turbulento reinado de Eugenio, un emperador cuyo mandato marcó la resistencia final del paganismo en un Imperio que abrazaba cada vez más el cristianismo.
El descubrimiento no solo destaca por su relevancia histórica, sino también por las condiciones peligrosas en las que se llevó a cabo. En las inmediaciones del lugar, los arqueólogos tuvieron que enfrentarse a la presencia de numerosos explosivos sin detonar de la Segunda Guerra Mundial, lo que requirió la intervención del Servicio de Acción contra Minas del Ejército de Luxemburgo (SEDAL).
Eugenio gobernó el Imperio romano de Occidente durante apenas dos años, entre 392 y 394, en un periodo de intensas tensiones políticas y religiosas. Apoyado por el poderoso general franco Flavio Arbogastes, Eugenio intentó restaurar el paganismo en un Imperio cada vez más dominado por el cristianismo. Su reinado terminó trágicamente tras la batalla de Frigidus, donde fue derrotado y ejecutado por Teodosio I, emperador de Oriente, consolidando así el dominio cristiano en todo el Imperio.
El hallazgo de monedas acuñadas con su efigie es excepcionalmente raro y aporta valiosa información sobre un líder muchas veces relegado al olvido. “Se trata de un descubrimiento arqueológico de gran importancia, puesto que es extremadamente raro poder estudiar un depósito monetario antiguo completo en su contexto arqueológico”, explicaron representantes del Instituto Nacional de Investigaciones Arqueológicas (INRA) de Luxemburgo.
Las monedas, conocidas como solidi (un término que proviene del latín solidus, que significa “sólido”), pesan aproximadamente 4,5 gramos cada una y fueron introducidas por Constantino el Grande a principios del siglo IV. Su estabilidad a lo largo del tiempo refleja la influencia económica y política del Imperio romano. Sin embargo, las circunstancias que llevaron a su entierro en Holzthum permanecen envueltas en el misterio.
Los arqueólogos especulan que el propietario de este “tesorillo” pudo haber sido un soldado, un oficial o incluso un ciudadano común, obligado a esconder sus ahorros ante las incesantes luchas internas del Imperio y las amenazas externas de las tribus bárbaras. Este hallazgo, junto con los restos de una torre fortificada y varias tumbas, sugiere que Holzthum desempeñó un papel crucial en la defensa y organización de la frontera romana en el siglo IV.
El descubrimiento no estuvo exento de riesgos. La región de Holzthum fue escenario de intensos combates durante la Segunda Guerra Mundial, y los arqueólogos encontraron una gran cantidad de explosivos sin detonar en las inmediaciones. La colaboración con el SEDAL fue esencial para garantizar la seguridad del equipo durante las excavaciones.
Este hallazgo no solo enriquece el conocimiento sobre un periodo crítico de la historia romana, sino que también subraya cómo los vestigios de conflictos pasados pueden entrelazarse de manera inesperada, ofreciendo una visión más profunda y compleja de nuestra historia compartida.
Fuente: as.com
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