Los dírhams de Zamora antes de ser restaurados
Los trabajadores, durante las excavaciones arqueológicas que se han realizado
en el solar en el que se construirá el Consejo Consultivo, junto a la Catedral
El conjunto de monedas de plata es reducido a nivel cuantitativo, pero su hallazgo en Zamora marca un récord de localización: es el tesoro califal encontrado en la zona más septentrional de la Península Ibérica. Lo más significativo es la propia presencia de monedas de época califal en plena Meseta Norte, territorio supuestamente habitado en esas fechas sólo por cristianos.
El lote está compuesto por tres dírhams completos, otros dos que han sufrido algunos recortes y cinco fragmentos de monedas similares. La pieza más antigua corresponde a los años centrales del siglo X, acuñada a nombre de Abderramán III. La aportación principal —dos dírhams completos y dos fragmentos— son emisiones de Al-Hakam II, datadas en las dos décadas siguientes, entre 963 y 976. Las monedas más tardías son dos piezas de Hisham II, acuñadas en los años finales del siglo X. El taller de procedencia de todas ellas es Medina Azahara, epicentro del esplendor del califato.
Los dírhams de Zamora después de ser restaurados
El análisis del pequeño tesoro, que fue encontrado formando un bloque cristalizado y ha sido restaurado en el Museo de Zamora, ofrece varias lecturas interesantes. Una de ellas es que evidencia el uso coetáneo de las emisiones de los tres primeros califas; también que, a pesar de las prohibiciones implantadas por el Estado musulmán, la población fragmentaba los dírhams para obtener denominaciones de menor valor y así poder hacer frente a las necesidades cotidianas. Estos fragmentos fueron utilizados y aceptados como moneda fraccionaria en las transacciones comerciales, recalcan los investigadores.

Detalle de algunos dírhams pegados antes de restaurar.
La mayor incógnita reside en buscar una explicación a la disposición de las piezas, agrupadas unas sobre otras hasta que quedaron adheridas por el paso del tiempo. Las fuentes se refieren de forma reiterada a incursiones árabes en este territorio por lo que este tipo de hallazgos se han venido considerando como tesorillos ocultados por la inestabilidad política sentida en el territorio. Sin embargo, podría tratarse más bien del contenido de un pequeño monedero, es decir, de las monedas llevadas en una bolsa y perdidas en una zona de la ciudad en la que el resto de piezas recuperadas indican una posible una mezcla entre la población allí establecida.

Localización geográfica de los depósitos de moneda califal en territorio peninsular.
Es decir, las monedas que probablemente llevaba consigo una persona musulmana o cristiana residente en Zamora en el siglo X, que perdió por algún motivo desconocido. Una hipótesis que avalan los restos de cerámica, fechados entre los siglos IX y XI, desenterrados en el casco histórico de la ciudad, que se corresponden con objetos de uso cotidiano como ollas para cocinar, tinajas para almacenar, cántaros usados como contenedores, lámparas y candiles para la iluminación o barreños empleado para lavar. No son objetos de lujo, lo que significa que eran utilizados habitualmente y, como es lógico, por una población que no está de paso sino que parece haber tenido una cierta estabilidad.
Baños árabes en Zamora
En cualquier caso, el análisis del tesoro numismático y la recuperación de los materiales de indudable tradición andalusí, que enlazan con los que se estaban produciendo en el sur de la Península Ibérica cambian la historia de Zamora narrada por las fuentes escritas.
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