Un tesoro de dominio público

La justicia considera patrimonio cultural 237 monedas de oro halladas en un edificio ruinoso de Valladolid



En 2016, la propietaria de una panera de Valoria la Buena (Valladolid, 640 habitantes) ordenó derribar ese almacén de grano, que sirvió de cárcel durante la Guerra Civil y que amenazaba ruina. Los operarios contratados para la demolición hallaron, escondida entre los muros de adobe bajo una escalera, una extraña vasija de la que nadie tenía constancia y que contenía al menos 237 monedas de oro. Tras cuatro años de vaivenes, la parte de ese tesoro que los operarios, vecinos del pueblo, no llegaron a gastar en burdeles cercanos ni empeñaron en establecimientos de compro oro, pasará al patrimonio cultural de la Junta de Castilla y León. El Tribunal Superior de Justicia de esta comunidad considera que el conjunto pertenece al dominio público y ha apagado las aspiraciones de la familia dueña del inmueble, que reclamaba las monedas por haber sido encontradas en su propiedad.

Las monedas, de “indudable valor histórico”, según la sentencia, se acuñaron entre 1773 y 1882, durante los reinados de Carlos III, Carlos IV, Isabel II y Alfonso XII. Uno de los obreros, arrepentido, confesó la apropiación a uno de los dueños de la vieja panera meses después del delito, y le entregó 199 piezas. El propietario del inmueble denunció el caso a la Policía, que se coordinó con la Guardia Civil para rescatar el resto del botín. La operación reveló fuertes desembolsos en clubes de alterne por parte de un cliente que presumía de poseer monedas antiguas y permitió localizar alguna. Los agentes peinaron los establecimientos de numismática de Valladolid y Palencia, donde los obreros acudieron para vender piezas. Asimismo, constataron que varias monedas recalaron en el mercado negro.

César Jiménez, sobrino de los propietarios, calcula que el botín ascendía a 600 monedas, pero que los posteriormente condenados por hurto se gastaron buena parte en burdeles o lo convirtieron en efectivo en casas de empeño. Jiménez recomienda irónicamente a quienes posean alhajas, que “no las guarden bajo una escalera y se mueran”: no entiende que a pesar de llevarlas a la comisaría y denunciar el hurto se las quede la Administración. La panera es suya, dice, “desde que existen registros de propiedad”.


Las monedas recalaron en el Museo Provincial de Valladolid, a cargo de la Junta. Un juzgado condenó en 2018 a los operarios. Posteriormente, el director de Patrimonio Cultural autonómico denegó que se le devolviera el oro a los Jiménez, que acudieron a los tribunales. Su objetivo frustrado: recuperarlas o que les abonaran su valor. El Museo las tasó en 65.050 euros, si bien la familia presentó un análisis pericial, rechazado después, que lo elevaba a 75.012 euros, según el precio del oro, y a 95.740 euros de valor numismático. Jiménez critica que se tasaron “por debajo del valor del oro”. Eloísa Wattenberg, directora del museo, explica que actuaron como “peritos para el juez”.

El tribunal superior autonómico considera que esta fortuna constituye dominio público e integra el patrimonio cultural de Castilla y León, sin necesidad de declararlas de interés cultural o inventariado. Según la justicia, las monedas que se ha conseguido recuperar sirven para entender los procesos de acuñación y proporcionan información sobre la economía y el comercio en Castilla.

El artículo 351 del Código Civil establece que si alguien encuentra de manera casual un “tesoro oculto” su valor debe repartirse a medias entre los propietarios del terreno en el que se encuentra y los descubridores. La ley de Patrimonio Cultural de Castilla y León matiza que si aparecen de manera fortuita “objetos y restos materiales” que representen valores culturales, “en ningún caso” se aplicará dicho artículo 351.

El consuelo que le queda a la familia de Valoria supone un “premio” que otorga la consejería de Cultura y que corresponde a la mitad del valor de los objetos encontrados. Esta cantidad debería dividirse entre los propietarios y los halladores. Los Jiménez obtendrían así unos 16.000 euros. Wattemberg apunta que esa norma solo se aplica “si hay buena fe”, y que los condenados no deben recibir nada. César Jiménez se resigna: solicitarán esa cuantía, pero le dolería repartirla con quienes hurtaron la vasija escondida hace quién sabe cuánto en la vieja escalera.




Se acaba el plazo para canjear pesetas por euros: las de Franco ya no se cambian, las del agujero, sí


Se acerca la fecha límite para poder cambiar las pesetas por euros. Concretamente, el adiós definitivo a la emblemática moneda tendrá lugar el próximo 31 de diciembre, fecha que ha estipulado el Banco de España para dejar de cambiar euros por pesetas.

Según las últimas estimaciones del organismo, los españoles aún conservan en sus casas pesetas por valor de 1.601 millones de euros: 812 millones en billetes y 789 millones en monedas. Sin embargo, son muchas las preguntas que se hacen los ciudadanos interesados en cambiar sus pesetas:

¿Cuánto me darán por mis pesetas?

El tipo de cambio para billetes y monedas es de 1 euro = 166,386 pesetas. Ni el estado, ni la antigüedad, ni el hipotético valor numismático afectarán en el valor.

¿Se pueden cambiar todas las pesetas?

No, el Banco de España no recoge todas. Se cambiarán solo los billetes con fecha posterior al año 1939, además de los emitidos entre 1936 y 1939, aunque estos últimos serán analizados por los expertos del Banco de España antes de canjearlos. El estado de los billetes también puede ser motivo para denegar su cambio, ya que no recogerán aquellos que "presenten una superficie igual o inferior al 50% del billete".

En cuanto a las monedas, se cambiarán las que estaban en circulación el 1 de enero de 2002, ya que las anteriores fueron sustituibles hasta 1997. El Banco de España reembolsará las monedas aunque no estén en buen estado, y será una máquina la que reconozca cuáles reúnen los requisitos. También podrán cambiarse todas las monedas que circulaban en el momento del lanzamiento del euro, incluidas las de 2.000 pesetas y las monedas de colección, conmemorativas y especiales. El Banco de España lanzaba hace unos días una encuesta en la que daba tres opciones de pesetas que se podían cambiar y aparecía la de 5 pesetas del 49 con la cara de Francisco Franco, que ya no se cambia.

¿Cómo y dónde se hace el cambio?

El cambio a euros se puede realizar en las quince sucursales del Banco de España, presentes en A Coruña, Alicante, Badajoz, Barcelona, Bilbao, Las Palmas, Málaga, Madrid, Murcia, Oviedo, Palma de Mallorca, Sevilla, Tenerife, Valencia, Valladolid y Zaragoza. Sin embargo, no basta con presentarse en estas sucursales, sino que hay pedir cita previa llamando al 913385000 entre las 8.00 y las 17.00 horas, o través del formulario disponible en la página web del Banco de España. Los interesados tendrán que identificarse con su DNI, pasaporte o tarjeta de residencia.







La Fábrica de Moneda y Timbre pone en circulación el lunes un sello de Medina Azahara, como Patrimonio Mundial


La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda puso en circulación, a partir del lunes 5 de octubre, una serie de sellos de correos denominada 'Patrimonio Mundial. Ciudad Califal de Medina Azahara', con una tirada de 125.000 hojas bloque y un valor postal de cuatro euros por cada hoja.

Dentro de la serie denominada 'Patrimonio Mundial', se emitirá una hoja bloque, con un sello de correo, dedicada a la 'Ciudad Califal de Medina Azahara', declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en el año 2018.

En la hoja bloque y en el sello de correo, según recoge la resolución publicada en el BOE, "se reproduce una imagen del yacimiento arqueológico de esta majestuosa ciudad palatina, construida en el siglo X, como sede del Califato de Córdoba".

En cuanto a las características técnicas del sello 'Ciudad Califal de Medina Azahara', se imprime por el procedimiento de "Calcografía y Offset", en un soporte "estucado, engomado, fosforescente y mate", siendo el formato del sello de 40 por 70 milímetros, en sentido vertical, acabado en arco y dentado.

El formato de la hoja bloque es de 150 por 104,5 milímetros, en sentido horizontal, mientras que el "valor postal de la hoja bloque" es de cuatro euros", estando prevista "una hoja bloque con un sello" en el marco de la mencionada tirada de "125.000 hojas bloque".

La venta y puesta en circulación de esta serie de sellos dedicada a Medina Azahara como Patrimonio de la Humanidad de la Unesco "se inició el día 5 de octubre de 2020", y la "distribución a los puntos de venta" de dicha serie "cesará el 31 de diciembre de 2022", si bien "conservará indefinidamente su valor a efectos de franqueo, hasta que se dicte orden en contrario".






El tesoro único de 500 monedas de oro y plata que apareció en Alicante escondido en un muro

 El hallazgo casual en una casa de Sant Joan d'Alacant de medio millar de monedas acuñadas entre 1708 y 1823 constituye la segunda entrega de la serie sobre los tesoros arqueológicos encontrados en España.



Durante las obras de reforma de su casa en Sant Joan d'Alacant, en el momento de derribar un muro facturado con mortero de cal y arena de unos 80 centímetros de grosor, Vicente Ferrer Escrivá y sus dos compañeros de faena descubrieron un espacio hueco que escondía una olla de cocina. Al levantar la tapa para ver si contenía algo se llevaron una sorpresa mayúscula: allí había medio millar de monedas de oro y plata acuñadas por reyes españoles de los siglos XVIII y XIX. En un acto poco habitual de civismo, el propietario del inmueble, como ordenaba la ley, se desplazó hasta el ayuntamiento para informar sobre el hallazgo del conjunto numismático.

El Tesoro de Sant Joan d'Alacant, una localidad situada a ocho kilómetros de Alicante, salió a la luz en la mañana del 13 de abril de 1963, en el número 6 de la calle Colón. Llevaba 140 años oculto, camuflado de un posible pillaje de las tropas absolutistas y el ejército francés de los Cien Mil Hijos de San Luis, que para aquel entonces —la segunda mitad de 1823—, asediaba con dureza la zona, último bastión de la España liberal. Su propietario era un jornalero apolítico de nombre Antonio Quereda Chápuli, que decidió poner a salvo sus ahorros ante el olor de la pólvora y los bramidos de los cañones.

Este conglomerado numismático, que se conserva y expone en la actualidad en el Museo Arqueológico de Alicante (MARQ), está compuesto por 15 monedas de oro y 486 de plata emitidas desde el reinado de Felipe V —el mejor representado cuantitativamente— hasta el de Fernando VII. Las más antiguas están datadas en el año 1708 y las más modernas son reales de a cuatro de 1823; casi siglo y medio de acuñaciones por el que discurren todos lo monarcas de la época, además de los citados: Luis I, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV y José I. Incluso hay piezas con la efigie del archiduque Carlos, el rival del primer Borbón español durante la Guerra de Sucesión.

Vista de la huerta de Alicante según Cavanilles

Además de la variedad, otra de las peculiaridades del tesoro que lo hacen "prácticamente único" es la elevada proporción de monedas de uso común para los intercambios cotidianos. "Los valores más representados son los reales de a 2, los reales de a 8 y los reales de a 1. Son monedas que tienen escaso valor (salvo los reales de a 8), e inusuales en atesoramientos porque resultan inapropiadas para el acopio de riqueza con la intención de esconderlas", escribe Julio J. Ramón Sánchez, arqueólogo y especialista del MARQ en numismática, en el artículo El tesoro de Sant Joan d’Alacant: historia del hallazgo y de su divulgación científica y social.

Todas esas características coinciden con el retrato socioeconómico que los expertos han podido realizar de su dueño y propietario de la casa —murió sin legar testamento y sin herederos directos— en el momento del ocultamiento. Este ha sido fechado en 1823 por el mínimo desgaste de las monedas emitidas en ese año y que fueron descubiertas en la olla. El sanjuanero lo escondió entre los muros de su hogar, pero falleció sin poder rescatarlo, sin confesarle su secreto a nadie.

Antonio Quereda Chápuli pertenecía, al menos por línea materna, a una familia acomodada de labradores de Sant Joan d'Alacant. Se sabe que en 1784 era el criado de un tal Crisostomo Peres, quien en su testamento le otorgó una casa en la localidad alicantina, concretamente en la calle del Carmen. Esa herencia le brindó al hombre una posición económica ventajosa que puede explicar su capacidad de ahorro. Dos décadas más tarde, a finales de 1803, ya desempeñando labores de jornalero, Quereda vendió este inmueble y compró el 7 de mayo del año siguiente el edificio en el que se descubriría el conjunto de monedas.

El lote hallado desvela que el jornalero recibía monedas de poco valor como retribución por sus servicios relacionados con un empleo concreto o esporádico y que era pagado de manera inmediata. Los expertos han cifrado la riqueza del tesoro en 5.948 reales de vellón, el metálico utilizado en la época, siendo las piezas más valiosas las acuñadas en el intervalo entre 1774-1813, cuando Antonio Quereda empezó a trabajar, recibió la herencia y realizó la venta y compra de las casas.

Monedas de oro del Tesoro de Sant Joan d'Alacant. MARQ

"Si tenemos en cuenta que en esa época en Alicante el secretario del Ayuntamiento cobraba un sueldo de entre 8.000 y 9.000 reales de vellón anuales, el alguacil entre 752 y 1.440 y el barrendero 451, la riqueza del tesoro de Antonio Quereda no representa una fortuna formidable pero tampoco es desdeñable si tenemos en cuenta su biografía y su contexto socioeconómico", explica Julio J. Ramón Sánchez. "La cantidad que escondió debió ser fruto de una paciente labor de ahorro y resultado de toda una vida de trabajo, y para él constituiría una auténtica fortuna". Es decir, esa suma de dinero le aseguraba la subsistencia y afrontar la vejez con cierta tranquilidad.

¿Pero qué motivo empujó a Antonio Quereda a horadar en un muro de su casa, que se veía nada más entrar, un espacio secreto en el que guardar sus ahorros? El ambiente de incertidumbre e inestabilidad: Alicante fue el último bastión liberal en ser sometido, el 6 de noviembre de 1823, por los Cien Mil Hijos de San Luis, el ejército francés que arrolló toda España para reinstaurar al absolutista Fernando VII en el trono. La localidad de Sant Joan d'Alacant estuvo casi hasta el final bajo el dominio de la plaza alicantina, con lo que seguramente fue sometida a una fuerte presión fiscal y a las confiscaciones para organizar la defensa.

Ni el jornalero ni ningún miembro de su familia, que se sepa, se enrolaron en luchas políticas. No hay evidencias de que Quereda estuviese a favor del régimen liberal ni de que aplaudiese a rabiar el regreso del rey felón. Decidió ocultar su fortuna ante posibles incautaciones de ambos bandos. No se lo dijo a nadie, confiando en que el peligro se pasaría en un puñado de semanas, pero una muerte inesperada —la hipótesis que defienden los investigadores— sepultó el Tesoro de Sant Joan d'Alacant durante un siglo y medio. Tardaría tres décadas más, desde 1963 a 1994, en ser expuesto como una joya más del patrimonio histórico español.







Fuente:elespanol.com

El excepcional Tesoro de Recópolis: las 90 monedas de oro que desvelan los secretos del Reino visigodo

En el año 1944, unas excavaciones descubrieron una ciudad visigoda en buen estado de conservación, donde se encontraban diferentes materiales y un tesorillo de la época de Leovigildo.

Conjunto de monedas que componen el Tesoro de Recópolis. 
Museo Arqueológico Nacional

Ya en el siglo XIX el historiador y arqueólogo Juan Catalina García constató la existencia de unas ruinas cerca de Zorita de los Canes (Guadalajara). Aquellos restos no serían excavados hasta el año 1944 cuando, en un proyecto liderado por Juan Cabré, emergió la antigua ciudad de origen visigoda de Recópolis.

Por cada nueva iniciativa y cada milímetro que se escarbaba aparecían nuevos restos en un estado de conservación insólito. El palacio, la iglesia y las calles principales que se descubrieron, dan a conocer la rutina diaria y las relaciones comerciales de "uno de los yacimientos más trascendentes de la Edad Media al ser la única ciudad de nueva planta construida por iniciativa estatal en los inicios de la Alta Edad Media en Europa", según relataba el catedrático de arqueología de la Universidad de Alcalá, Lauro Olmo Enciso. Asimismo, era la primera vez que en España se excavaba una ciudad de la época visigoda, por lo que las expectativas por arrojar luz sobre los primeros siglos de la Edad Media eran prometedoras entre los arqueólogos.

Su relevancia no solo se remite a la complejidad de las estructuras arquitectónicas, que han llegado hasta la actualidad, sino también en los pequeños hallazgos como es el caso del Tesoro de Recópolis. El conjunto encontrado en el yacimiento está integrado por 90 monedas de oro fabricadas mediante la técnica de la acuñación y, al igual que la ciudad visigoda, se encuentra en buen estado. "El oro de la mayoría de las monedas es de buena ley, sólo en ciertos casos rebajado con plata, lo que les confiere un aspecto blanquecino. Llama la atención la presencia de una moneda falsa de época, confeccionada con cobre chapado en oro", describe el informe del Museo Arqueológico Nacional este tesorillo.

Restos de la basílica de Recópolis. Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha

La mayoría de estas monedas son propiamente visigodas. Por otro lado, también están presentes monedas hispanas y galas, lo cual "refleja de forma excepcional la evolución del sistema monetario propio de la Hispania visigoda hasta su culminación con Leovigildo". En el anverso, el tesorillo luce perfiles de emperadores romanos y bizantinos o rostros de reyes visigodos que confirman el comercio entre ambos pueblos enemistados.

Antítesis visigoda

La ciudad de Recópolis fue fundada en el año 578 por Leovigildo para conmemorar sus victorias y en honor de su hijo y futuro rey Recaredo. Al menos, esa es una de las teorías —otros historiadores defienden que el núcleo urbano se llamaba Rexopolis (Ciudad del Rey)—. Tal y como señala Lauro Olmo Enciso, "tenía un plano urbanístico jerarquizado como el de Constantinopla" y se realizaban todo tipo de dinámicas comerciales de productos autóctonos y mediterráneos.

El hecho es que gozó de gran auge y esplendor durante casi un siglo, funcionando como centro administrativo y económico de la región. Junto a Victoriacum, Recópolis es la única ciudad de nueva planta en la Europa occidental entre los siglos VI al VIII. Fue en ese mismo sitio, a orillas del río Tajo, donde uno de los monarcas más importantes de la España visigoda ordenó erigir una ciudad. Y fue en ese mismo lugar donde se depositó el tesoro bajo el pavimento del baptisterio de la basílica de Recópolis durante su edificación.

Moneda acuñada en el siglo VI.

Lo más llamativo de este tesoro no es su composición ni la mezcla de monedas de diferentes pueblos. Cuando los visigodos entraron en la Península Ibérica sus primeros años de reinado resaltaron por su inestabilidad política y la ruralización de la sociedad. A su llegada a Hispania en torno al año 415, los visigodos no establecieron su propio sistema monetario y ponderal, sino que adoptaron el sistema del bajo Imperio romano de Oriente, o imperio bizantino", explica el Museo Arqueológico Nacional. De hecho, continuaron utilizando el dinero romano, incluso durante todo el siglo VI.

Poco a poco, y de forma paralela, los visigodos imitaron el sistema monetario romano, acuñando sus propias monedas. Llamadas triente o triens y equivalente a un tercio de sólido áureo, será la única acuñada por ellos. Así, tras ascender en el trono, Leovigildo "establece el verdadero estado hispano-visigodo y se crea una moneda única para todo el reino, el tremís de oro, que se convierte en el elemento central de un sistema tributario, clave de la autoridad estatal".

Leovigildo, según Daniel Gómez Aragonés, "fue el primero que se sentó en el trono y utilizó vestiduras regias, hizo de Toledo una auténtica capital y fuer el primer rey visigodo que acuñó monedas con su efigie". Así lo desgrana el investigador y divulgador, académico correspondiente de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo, en su libro Historia de los visigodos (Almuzara),

La conquista musulmana

Recópolis perdió progresivamente aquella importancia que ostentaba tras la muerte de su fundador. Ya no era un núcleo urbano fundamental para los visigodos y la conquista musulmana de la península únicamente prolongó su vida en un rol más secundario.


El yacimiento de la ciudad visigoda de Recópolis, vista desde una toma aérea. Cultura Castilla-La Mancha

A partir del siglo IX cayó en decadencia y la irrupción de nuevas ciudades en la zona, como fue el caso de Guadalajara o Madrid, dejaron en el olvido una urbe que, por otra parte, permaneció casi intacta con todos los tesoros ocultos bajo tierra. Recoge, al fin y al cabo, el proceso del fin de romanización para destacar el paso de los visigodos y árabes en nuestras tierras.

Tuvieron que pasar más de 1.000 años para recuperar los restos de esta ciudad tan trascendental para comprender la Edad Media y los conflictos que acaecieron en la Península Ibérica. Actualmente, y a pesar de los rebrotes que están sucediendo, el yacimiento de Recópolis está abierto al público y su visita es gratuita con cita previa. Además del recinto arqueológico, dispone de una zona de exposición y una sala de proyecciones. Por su parte, el Tesoro de Recópolis se encuentra expuesto en el Museo Arqueológico Nacional de Madrid.







Fuente: elespanol.com

Un tesoro islámico de monedas de oro en el corazón de Israel: “Parecen enterradas ayer”

Arqueólogos en Israel han desenterrado un tesoro islámico escondido con 425 monedas de oro puro del periodo del Califato Abasí, de hace 1.100 años, informó hoy la Autoridad de Antigüedades de Israel.

Una de las 425 monedas de oro halladas en una excavación 
y analizadas por la Autoridad de Arqueología de Israel (EFE)

El Califato Abasí, fue la segunda dinastía de califas (750-1258). La dinastía fue fundada por Abu-l-´Abbas al-Safar, que se proclamo califa y organizo una tenaz persecución de los omeyas. Su sucesor fue al-Mansur, quien trasladó la capital omeya a Bagdad.
“El tesoro se escondió enterrado en una vasija de barro y contiene 425 monedas, la mayoría del periodo Abasí. La persona que lo enterró, hace mil cien años, debió haber esperado recuperarlo, e incluso cerró la vasija con un clavo para que no se moviese”, explicaron en un comunicado Liat Nadav-Ziv y Elie Haddad, los arqueólogos a cargo de la excavación.

Encontrar esta cantidad considerable de monedas de oro es extremadamente poco habitual, de acuerdo a los especialistas que participaron de la investigación milenaria. “Casi nunca las hallamos en excavaciones arqueológicas. Dado que el oro siempre ha sido extremadamente valioso, se derretía y se volvía a utilizar, de generación en generación. Estas monedas están hechas de oro puro, por lo que no se oxidan con el aire, se han hallado en una condición excelente, como si se hubieran enterrado ayer”, añaden.

Shahar Krispin uno de los arqueólogos israelíes que participaron de la investigación, 
muestra una de las moneda de oro (Reuters)

El descubrimiento puede ser indicativo de que había comercio internacional entre esta zona y otras áreas más remotas.

Las monedas son de oro de 24 quilates y el peso total del tesoro es de 845 gramos, una cantidad significativa de dinero en aquellos días”.

Con esa suma, estima, su propietario hubiera podido comprar una lujosa casa en los mejores barrios de Fustat, la capital de Egipto en la época.

La mayoría de las monedas data de ese siglo, cuando el Califato Abasí se extendía desde Persia en el este hasta el norte de África en el oeste, y cuyo centro de gobierno estaba en Bagdad, actual Irak.

El tesoro escondido contiene dinares de oro, pero también unas 270 pequeñas piezas trozos de dinares cortadas para servir como monedas de cambio.

“El corte de monedas de oro y de plata fue utilizado de forma habitual en el sistema monetario en países islámicos después del año 850 aC, cuando desaparecieron repentinamente las monedas de bronce y de cobre”, explica Kool.

El tesoro fue descubierto por un grupo de jóvenes que realizaban trabajo voluntario antes de su servicio militar obligatorio, de acuerdo al diario The Times of Israel. “Fue increíble. Cavé en el suelo y cuando excavé, vi lo que parecían hojas muy delgadas. Cuando miré de nuevo, vi que eran monedas de oro. Fue realmente emocionante encontrar un tesoro tan especial y antiguo”, dijo el adolescente Oz Cohen.




Fuentes:  EFE y The Times of Israel

Un vecino localiza monedas históricas en el solar de la Casita Blanca de Calpe



La Asociación Cultural Ecologista de Calp (ACEC) ha recibido un correo electrónico con una serie de fotografías enviadas por un vecino anónimo que muestran varios hallazgos históricos en la parcela de la antigua Casita Blanca, en primera línea de playa y donde en la actualidad se ejecutan obras para alzar una torre de 15 pisos. Entre esos restos se encontrarían monedas de diversas épocas: íberas y también croats, una reliquia numismática de plata utilizada en la corona de Aragón a finales del siglo XIII.

Además, ese ciudadano también habría hallado en la parcela una fíbula romana, una pieza empleada en la antigüedad para unir o sujetar alguna de las prendas que componían el vestido. Todo ello mezclado con otras monedas bastante más modernas e incluso contemporáneas.

ACEC ha instado a través de las redes sociales al vecino a que ponga todo este material “ a disposición de las autoridades para su debida custodia”. La propia entidad ecologista afirma también "haber puesto las fotografías de los vestigios a disposición de los técnicos para que puedan establecerse tanto su autenticidad, que parece evidente, como su procedencia, más dudosa según admite la asociación.

La cautela de ACEC no es baladí. La gran polémica que pesa sobre la Casita Blanca es que pese a que la parcela podría estar vinculada al yacimiento romano de Banys de la Reina, y por lo tanto albergar en su subsuelo vestigios de esa época, las obras se están ejecutando sin que se hayan realizado con anterioridad catas arqueológicas. Como ya publicara este periódico, la Fiscalía de Patrimonio ha pedido explicaciones por eso tanto al ayuntamiento como a la Generalitat.

En ese tono prudente, la asociación matiza que la existencia de restos numismáticos "no confirma la existencia de estructuras protegibles arqueológicas”. Pero, eso sí, ACEC añade que esas monedas "ponen en evidencia la prosperidad de los asentamientos pasados existentes el territorio calpino, lo que vendría a reforzar la idea prominente de la existencia de restos relevantes en la parcela en cuestión".

La fíbula romana en concreto podría pertenecer a la misma época de los vestigios que hubieran podido existir en el solar de la Casita Blanca si se confirma que este último estuvo habitado también hace casi dos milenios. Pero eso es algo que los estudiosos deberían autentificar.

Con todo ello, ACEC censura que "una vez más el ejecutivo municipal no haya actuado para garantizar que la construcción de futura torre no acababa con ningún antiguo vestigio" realizando esas catas que en su día la entidad demandó y que sin embargo nunca se llegaron a efectuar: "Lo primero que se debería hacer antes de ejecutar un proyecto urbanístico es no dañar el patrimonio histórico previo que pudiera existir", reprocha ACEC al consistorio.





Fuente: lamarinaplaza.com 

Una pareja que paseaba por el bosque encuentra un tesoro de monedas de oro


Llevaban más de 600 años enterradas cerca de un monasterio. Ahora serán un tesoro a la vista de todo el mundo.

Una pareja joven de la actual República Checa hizo realidad el sueño de miles de personas (no solo niños) en el mundo: encontraron un tesoro. Un tesoro auténtico.

Paseando en primavera por un bosque cercano al monasterio benedictino de Kladruby, que está en la región de Bohemia Occidental, dieron con un buen número de monedas de oro y plata antiguas que había permanecido durante siglos oculto bajo una piedra.


Del hallazgo se ha tenido noticia ahora, cinco meses después de que sucediera este descubrimiento, porque la pareja fue honrada y dio a conocer lo que les había sucedido a las autoridades. A partir de ese momento fue el Museo de Bohemia Occidental, con sede en la ciudad de Pilsen, el que se hizo cargo del estudio de las piezas, que son monedas de oro y plata del siglo XIV.

En una estimación por parte de los investigadores, se calcula que el grupo de monedas podría alcanzar al menos los 16.000 euros ya solo por el peso de los metales preciosos, pero en el mercado de coleccionistas y museos su valor numismático sería sin duda muy superior.

“El valor histórico de las monedas de plata podría rondar los 180.000 coronas checas (unos 6800 euros) y el valor de las monedas de oro podría oscilar entre 100 mil y 150 mil euros”, dijo Milan Metlicka, arqueólogo del Museo de Bohemia Occidental, a Radio Praga. 


“Mientras caminaban por el bosque, vieron algunas monedas: dos de oro y una de plata. Probablemente fueron sacados a la luz por algunos animales, muy probablemente por jabalíes“, declaró

“Había una gran piedra que sobresalía del suelo. Cuando lo sacaron, vieron una gran cantidad de monedas de oro y plata debajo e inmediatamente nos llamaron para anunciar el descubrimiento“.
Ningún descubrimiento igual

Las monedas corresponden a ducados de oro con la efigie del rey checo y emperador Carlos IV, de Alberto VII de Austria y de Rupert del Palatinado, así como ducados de la ciudad hanseática de Lübeck. Metlicka está sorprendido: “Un tesoro de monedas de oro tan grande es verdaderamente único. No se han hecho tales descubrimientos en el país en los últimos 50 años”.


Los arqueólogos creen que las monedas pudieron ser enterradas en el bosque a fines de la década de 1370, en el siglo XIV. Queda la duda de si hay vinculación entre ese tesoro y el vecino monasterio de Kladruby, algo que no sería improbable puesto que «estaba ubicado en una ruta comercial medieval estratégica entre Praga y Núremberg. Y dado que el descubrimiento se realizó no muy lejos de allí y cerca de la ciudad real de Stříbro, es muy posible que esté relacionado de alguna manera con él”, piensa Metlicka.

El Museo de Bohemia Occidental en Pilsen tiene intención de exponer al público el tesoro de monedas y relatar su historia a finales de este año o principios de 2021, cuando ya hayan sido debidamente catalogadas y restauradas.





Fuente: aleteia.org

Encontró una moneda antigua cuando era niño y cinco décadas después la vende por más de 5.000 dólares

Se dio cuenta del valor de su hallazgo al leer sobre un caso similar en el Museo Británico.

Moneda encontrada por Kevin Scillitoe con las imágenes del emperador Carausio y del dios Júpiter.
Dix Noonan Webb, Londres

La casa de subastas Dix Noonan Webb (DNW) vendió el 3 de junio por 4.216 libras (más de 5.300 dólares) una moneda antigua muy singular que fue encontrada por el británico Kevin Scillitoe cuando tenía 10 años. Pasaron cinco décadas desde el hallazgo y el hombre entendió el valor verdadero de la moneda al leer sobre un ejemplar similar expuesto en el Museo Británico.

Resultó que poseía una de las dos únicas monedas con ese tipo de reverso de las que se tiene noción. La moneda de bronce se conoce como antoniniano y fue emitida en el año 231 por Carausio, un militar del Imperio romano que se rebeló contra la unión y se declaró emperador de Britania.

Scillitoe descubrió la moneda en los años 1970 cerca de la ciudad inglesa de Colchester. En ese momento, las autoridades locales limpiaban el río, y se formaron colinas de tierra en la zona que llamaron la atención de los niños. Usando un colador, Scillitoe encontró varias monedas romanas y las guardó. Ahora confesó que con los años se compró un detector de metales y dedicó más tiempo a la búsqueda de monedas antiguas, pero nunca logró encontrar "una moneda romana de bronce en una condición tan buena".

Bradley Hopper, un experto de DNW, comenta que el precio de subasta "es un reflejo de lo raro y lo significativa que es la moneda a nivel histórico".
Explica que el anverso muestra a Carausio, y el reverso lleva la imagen poco habitual del dios Júpiter, que tiene un tridente en sus manos, un objeto asociado con Neptuno. De ese modo, según Hopper, Carausio quería demostrar que contaba con el apoyo de ambas figuras divinas.








Fuente:actualidad.rt.com

Hallan un antiguo cementerio con más de 100 cuerpos niños enterrados con monedas en la boca

Óbolos de Caronte. Una moneda en la boca para que puedan entregársela a Caronte, el barquero que los cruzaba del mundo de los vivos al de los muertos.


Los restos de más de 100 niños, algunos con monedas colocadas en sus bocas, fueron descubiertos en el sudeste de Polonia. El hallazgo, producido casualmente mientras se trabajaba en la construcción de una ruta, viene a confirmar una leyenda local que afirmaba que en ese lugar, en otros tiempos, había un cementerio infantil.

Al analizar el descubrimiento, los arqueólogos descubrieron allí un total de 115 cuerpos enterrados, aparentemente, entre los siglos XVI y XVII . El lugar donde fue hallado este cementerio antiguo se encuentra a la vera de una ruta en la localidad de Jezowe , a pocos kilómetros de la ciudad de Nisko , en la provincia polaca de Subcarpacia .


"Las monedas representan un signo de sus creencias. Se llaman óbolos de los muertos o óbolos de Caronte . Es una antigua tradición precristiana, pero que se siguió cultivando por muchos siglos más, incluso hasta el siglo XIX, hasta que finalizó el papado de Pio IX", explicó la arqueóloga Katarzyna Oleszek.


Las monedas halladas pertenecen a dos reinados diferentes de la historia de Polonia, Segismundo III y Juan II Casimiro Crédito: Arkadia Firma Archeologiczna

La finalidad de la moneda, según creencias que se remontan a tiempos de la antigua Roma, era poder usarse como tributo u ofrenda (óbolo) para Caronte, el barquero que transportaba las almas al otro lado del río que separa el mundo de los vivos del paraíso de los muertos .

Pero los cuerpos encontrados en Jezowe no remiten a la antigüedad romana. El análisis de las monedas halladas determinaron que ellas son del tiempo de Segismundo III Vasa , Rey de Polonia desde 1587 a 1632. Y también hay otras monedas conocidas que datan del reinado de Juan II Casimiro , transcurrido entre 1648 y 1668.

La conclusión que surge de la data de las monedas lleva a pensar que los niños enterrados vivieron -y murieron-, entre los siglos XVI y XVII.


El hallazgo confirma las teorías de los arqueólogos y las especulaciones de los habitantes locales de que los niños fueron enterrados en un cementerio en un área conocida como las Montañas de la Iglesia.

Como en las tumbas no había otros artículos, como botones, o clavos o asas de ataúdes, los arqueólogos suponen que se trataba de una comunidad muy pobre.

Los niños fueron enterrados entre los siglos XVI y XVII.

El área donde se produjo el hallazgo ahora está cubierta de bosques y no hay marcadores de tumbas. Pero no siempre fue así. "Sabemos por diversas fuentes que aquí en Jezowe, en 1604, había una gran iglesia parroquial , con un jardín, una rectoría, una escuela y un cementerio. Probablemente ya existía desde 1590", explicó Olaszek.

"La disposición de los esqueletos, el estado de su preservación, muestra que el descubrimiento se corresponde con un cementerio de la iglesia católica, que ciertamente fue bien atendido -explicó Olaszek-. Ninguna tumba es invadida por otra. Los habitantes sabían exactamente dónde tenían a cada uno de sus muertos y supieron cuidar cada tumba", dijo la arqueóloga.