Cornadillo


El cornado (forma sincopada de coronado) es el nombre vulgar de varias monedas de vellón (aleación de plata y cobre) de los reinos de Castilla y Navarra, acuñadas en el caso castellano desde la época de Sancho IV de Castilla (siglo XIII) hasta los Reyes Católicos (siglo XVI), mientras en el caso navarro su acuñación se prolongó al menos hasta el siglo XVIII.

El apelativo de cornado derivaba en que la moneda representaba en su anverso la cabeza coronada del rey.

En el año 1286, diez cornados equivalían a un maravedí, y ocho cornados a un sueldo. Sus sucesores los acuñaron posteriormente con una menor calidad de aleación. En la época un poco anterior de Gonzalo de Berceo, dos cornados equivalían a un dinero.

Cornado acuñado en Toledo durante el reinado de Sancho IV de Castilla 
(1284-1295).



Cornado navarro acuñado en 1757, reinando Fernando VI de España.








La nueva moneda de 2 euros en honor al 200 aniversario de la Policía Nacional entra en vigor



La Policía Nacional celebra su 200 aniversario y la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre (FNMT) le rinde homenaje con el lanzamiento de una nueva moneda de dos euros de curso legal, de la que se han emitido un millón y medio de ejemplares y que ya está en circulación desde este martes, 12 de marzo. Con ella se podrá realizar “cualquier transacción económica” realizada en los 20 países de la eurozona, según anuncia la página web del Ministerio del Interior.

Tal y como recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE) número 266, de 7 de noviembre de 2023, en el reverso de la moneda aparece el escudo oficial del cuerpo policial y, sobre él, una leyenda circular en la que se lee en mayúsculas “Policía Nacional 1824-2024”. En la parte inferior del emblema aparece escrito “España”, también en sentido circular y en mayúsculas. El diseño está rodeado por las doce estrellas de la Unión Europea, situadas en la zona exterior de la moneda.

Por lo demás, esta moneda conmemorativa de la Policía Nacional “posee las mismas características, propiedades y cara común que las demás monedas de dos euros” emitidas por España y por el resto de los países que tienen el euro como moneda oficial, que es la segunda más utilizada del mundo. La diferencia es el motivo en la cara nacional.


Junto a esta moneda que celebra el bicentenario de la Policía Nacional, creada por el rey Fernando VII, se ha emitido una moneda de colección de diez euros. En el anverso se reproduce el retrato del Rey Felipe VI que, a diferencia de otras monedas, aparece con barba. En el reverso se reproduce el logotipo del bicentenario de la Policía Nacional a color. En la parte inferior, aparecen las leyendas “Servicio, dignidad, entrega y lealtad”.


También se ha lanzado una medalla que tiene un precio de cinco euros. En el anverso de la misma aparecen en color un vehículo tipo “Z”, y una pareja de agentes de la Policía Nacional. En el reverso se reproduce el logotipo elegido para este aniversario, según detalla la la FNMT.


La científica Margarita Salas, la imagen de una moneda de colección de 10 euros por el 8-M



El Ministerio de Economía, Comercio y Empresa ha ordenado la emisión de 7.000 de monedas de colección con un valor de 10 euros con la imagen de la científica española Margarita Salas, en el marco del Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo de 2024, según recoge el Boletín Oficial del Estado (BOE) de este martes 5 de marzo.


La emisión de esta moneda responde a un homenaje a la que es considera como la precursora de la biología molecular en España, además de ser la primera investigadora española en ingresar en la prestigiosa Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos en 2007, la primera mujer en presidir el Instituto de España, o la primera científica en ocupar un sillón en la Real Academia Española.


La moneda reproducirá en su reverso una fotografía de la bioquímica e investigadora Margarita Salas, fallecida en noviembre de 2019, que estará acompañada de una cadena de ADN y el símbolo de la mujer. A su izquierda, aparecerá la marca de Ceca; a su derecha, en dos líneas y en mayúsculas, el valor facial de la pieza de 10 euros. Rodeando estos motivos y leyendas, aparecerán las leyendas "8-M Día Internacional de la Mujer" y "Margarita Salas".

En el anverso, se reproducirá el retrato a izquierda del Rey Felipe VI, en la parte superior, en sentido circular y en mayúsculas, aparecerá la leyenda "Felipe VI Rey de España", y en la parte inferior, entre dos puntos, el año de acuñación 2024.

La moneda se comercializará por un precio de venta inicial de 60 euros, debido a que el contenido mínimo de tolerancia de ley de las mismas será de 925 milésimas de plata, con un peso de 27 gramos, un diámetro de 40 milímetros y una forma circular con canto estriado.

 


George Michael tendrá su propia moneda en Reino Unido



La Royal Mint homenajeará al artista británico George Michael en su nueva colección de monedas dedicada a las 'Leyendas de la Música'.

Este tipo de colecciones ya han honrado a destacados perfiles como David Bowie, Elton John o Queen.

Ahora es el turno de la moneda dedicada cantautor británico, que saltó al estrellato en los años 1980 con Wham!, antes de desarrollar su etapa como solista.

La moneda ha sido aprobada por los herederos de Michael, y, diseñada por la artista y escultora Sandra Deiana, girará en torno a la etapa del rotundo éxito mundial del cantante, en 1987, con 'Faith'.

El artista ha sido recordado por su filantropía y su talento musical como uno de los músicos más vendidos de todos los tiempos.

George Michael, una superestrella mundial cuyo trabajo ha inspirado e influido a generaciones con su música y su estilo único, amado por millones de fans en todo el mundo, falleció el día de Navidad en 2016 a los 53 años.








Fuente: telemadrid.es

Una moneda y un sello conmemoran el triunfo de la selección femenina de fútbol en el Mundial

Cultura paga 215.000 euros para devolver importantes monedas andalusíes a España



La colección Tonegawa es una de las más importantes de numismática del mundo, sobre todo en cuanto a monedas procedentes del Al Andalus. Se originó en los años setenta y pese a su nombre no se sabe bien ni quién es su propietario -las webs solo remiten a la colección virtual alojada en la web del CSIC- ni dónde se encuentra, si bien las informaciones ya publicadas señalan que estaría en algún lugar de España. Lo que sí se sabe es que el Estado acaba de adquirir 88 de ellas por un valor de 215.000 euros que irán a parar al gabinete numismático del Museo Arqueológico Nacional. Además, también se hizo con cuatro lotes más del periodo nazarí (acuñadas entre 1238 y 1492), por un valor de 13.600 euros que irán al Museo de la Alhambra, institución que se ha hecho cargo de este importe.

Y se sabe porque todo ocurrió en una subasta el pasado jueves. La casa Auró&Calicó de Barcelona sacó cerca de medio millar en lotes individuales. El Ministerio de Cultura se apresuró a la compra ya que estas monedas podrían haber salido perfectamente de España, ya que antes de la subasta no habían sido declaradas Bien de Interés Cultural y ni Cultura las había declarado “inexportables”, que es lo que ocurre con obras maestras consideradas imprescindibles del patrimonio cultural español.

Sin embargo, cuando se tuvo conocimiento de la subasta 16 de ellas sí se declararon inexportables de forma cautelar porque, según el Ministerio, “todas ellas corresponden a acuñaciones realizadas, o en la Península Ibérica, o en el ámbito de influencia de la cultura islámica desarrollada en España durante la Edad Media. Las piezas son, además, ejemplares de gran rareza, con escasa o nula representación en las colecciones públicas españolas, todo lo cual justifica la adopción de esta medida cautelar que impide la salida de las mismas del país y el consiguiente demerito para el patrimonio histórico español". Con las 72 restantes, el Estado ejerció el derecho de tanteo.


La colección Tonegawa contiene, según los expertos, más de 2.000 monedas del periodo de Al Andalus. A la subasta salieron desde la época de los gobernadores, el emirato, el califato, los reinos de Taifas, Almorávides, Almohades y finalmente la dinastía nazarí de los reyes de Granada. Entre las piezas, ejemplares únicos (unicum) de dirhams de Abderramán III y dinares de los nazaríes.

Como se señala en la web We are numismatics, es una colección bastante especial porque contiene toda la historia del Al Andalus en monedas más algunas norteafricanas. De hecho, como dice en esta web el experto en ese periodo, Sebastián Gaspariño, ya fallecido, “la Colección Tonegawa no es que sea extraordinaria, ni enorme, ni única, lo que realmente la caracteriza es que es, de lejos, la mejor colección numismática andalusí que se ha formado jamás”.

Si no se hubieran comprado no sería la primera vez que una importante colección de monedas antiguas españolas se pierde. De hecho, algunas de las más emblemáticas están en el British Museum y en la Hispanic Society de Nueva York porque no se pudo pujar por ellas. En tiempos de descolonización igual toca volver a pensar en ellas.






Fuente: elconfidecial.com

La Catedral, el Real Alcázar y el Archivo de Indias de Sevilla formarán parte de las nuevas moneda de dos euros



Los amantes de la numismática tienen una buena noticia. El Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital ha informado a través del Boletín Oficial del Estado (BOE) el lanzamiento de una nueva moneda de dos euros conmemorativa que está inspirada en varios monumentos de Sevilla. 

La Catedral, el Real Alcázar y el Archivo de Indias de la capital andaluza formarán parte de la nueva moneda de dos euros que ha anunciado el Gobierno. En total, se emitirán un millón y medio de unidades que entrarán en circulación entre particulares y entidades durante el primer trimestre de 2024.

El diseño de la moneda reproducirá el Patio de las Doncellas del Real Alcázar de Sevilla en una de sus caras. También aparecerán la leyenda ESPAÑA y el año de su acuñación (2024). Los motivos y estrellas asociados a la Unión Europea tampoco faltarán en la pieza.

La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre continúa fabricando monedas conmemorativas sobre el patrimonio mundial de la UNESCO. La Catedral, el Real Alcázar y el Archivo de Indias de Sevilla forman parte de estos bienes.








Fuente: ideal.es

Descubren en Francia una caja repleta de monedas enterrada hace 850 años


Hace cientos de años, alguien llenó una caja de roble con una gran cantidad de monedas. La caja terminó enterrada cerca de lo que en la actualidad es una calle que lleva al centro de una ciudad en Francia, y permaneció allí hasta 2021, cuando un equipo de arqueólogos la encontró. 

Los expertos realizaban una excavación preventiva antes de que comenzara un proyecto de bienes raíces en la localidad de Guérande, según un comunicado fechado el 31 de enero del Institut National de Recherches Archéologiques Préventives (INRAP). Fue entonces que descubrieron la caja con las monedas, junto con otras tres, que se remontan a los tiempos medievales. 

Otros tres depósitos se hallaron en las ruinas de un inmueble del siglo XIV

Archivos antiguos mencionan a Guérande como una localidad fundada en el siglo IX y, de acuerdo con los expertos, la ciudad levantó un muro en algún momento entre los siglos XIII y XV. 

Una investigación reveló que entre los siglos XII y XIII, tuvo lugar una ocupación en el lugar, dijeron los especialistas. La caja con las monedas estaba en un depósito aislado que se remonta a los años 1180 y 1204, según los arqueólogos. 

Los otros tres depósitos se hallaron en las ruinas de un inmueble de mampostería del siglo XIV, dijeron los expertos. Se remontan al 1341 y al 1342 y su estado de conservación varía. 

La colección de monedas mejor conservada se descubrió en un jarrón con el cuello roto que después de usó como envase. El jarrón estaba sellado con una maceta vuelta al revés. 

Envases de tela con monedas se encontraron en uno de los depósitos

 Los investigadores utilizaron imágenes en 3D para poder ver dentro del jarrón sin dañar al artefacto, señalaron. 

Los otros dos depósitos del inmueble estaban menos conservados, dijeron los expertos. También estaban sellados en envases de cerámica y tenían rastros de fragmentos de telas entre las monedas. 

Los envases de tela estaban dentro de otros envases de piel. 

Según dijeron los arqueólogos, hasta el momento se ha podido identificar más de 2,000 monedas de las que se descubrieron.

 El equipo de arqueólogos seguirá examinando las monedas y las telas de los depósitos. 

Guérande está a unas 330 millas al suroeste de París, la capital del país. 



Fuente: elnuevoherald.com

Estas son las monedas que utilizaron los celtas



La moneda es uno de los testimonios arqueológicos más importantes para el conocimiento de las sociedades celtas.  Pero su relevancia va más allá de su obvio uso económico: a través de ellas podemos definir las estructuras políticas en las que se organizaban los pueblos celtas, acercarnos a su organización territorial, conocer nombres de ciudades y personas o atisbar la mentalidad de quienes decidieron acuñarlas y de quienes, en definitiva, las usaron. 

El inmenso territorio que abarca la Europa céltica, su enorme parcelación y la distinta personalidad de cada comunidad se materializan en un gran número de emisiones monetarias muy diversas, desarrolladas a lo largo de 300 años, en las que cuesta encontrar un factor común.

Quizá el factor más compartido sea, precisamente, cómo se introdujo en las sociedades celtas la moneda, una forma de dinero nacida en torno a 600 a. C. en el extremo oriental del mundo griego, en lo que hoy es la costa mediterránea de Turquía. Desde allí su uso se extendió por las ciudades griegas y más allá, alcanzando todo el litoral mediterráneo y las regiones adyacentes. Fue un proceso rápido pero desigual; los territorios periféricos, como la mayoría de los célticos, no comenzaron a incorporarse a la vida monetaria hasta el siglo III a. C.

Antes de la moneda

Lo que sabemos del mundo griego previo a la aparición de la moneda, de los usos en Mesopotamia y Egipto, y de las comparaciones con otras sociedades, antiguas y modernas, que tampoco usaban la moneda permiten suponer que en la Europa de la Segunda Edad del Hierro pudieron funcionar como dinero desde cabezas de ganado y cereales hasta objetos como los torques, asadores o calderos. Pero el dinero mejor conocido es el metal al peso, gracias a los paralelos en el Próximo Oriente, a algunas alusiones de los geógrafos e historiadores clásicos —como la de Estrabón sobre las «láminas» de plata de algunos pueblos del interior de la península ibérica— y a los hallazgos arqueológicos.

Lingotes y fragmentos de plata del tesoro de Driebes. Hacia 200 a. C. (MAN)

Conjuntos como el tesoro de Driebes (Guadalajara), compuesto por cerca de 14 kg de lingotes de diversos tamaños, objetos de plata troceados y 19 monedas también partidas, muestran el uso de la «plata picada» al menos en algunas de las zonas consideradas célticas. Está fechado al final de la Segunda Guerra Púnica o poco después, en torno a 200 a. C. Un conflicto importante para Hispania, pues fue el punto de inflexión para la difusión masiva del uso de la moneda.
De la imitación a la identidad

El origen de las primeras acuñaciones celtas está en la copia directa de monedas griegas. La imitación de las divisas de prestigio, o bien aceptadas en el comercio local o internacional, es un fenómeno recurrente en la historia. En este caso, las emisiones copiadas son las de Filipo II de Macedonia (359-336 a. C.) y las de las colonias griegas del extremo Occidente, Massalia (Marsella, Francia), Emporion y Rhode (San Martín de Ampurias y Rosas, Gerona).

Las tetradracmas de plata de Filipo fueron la moneda de referencia para los celtas de la cuenca del Danubio, mientras que las imitaciones de sus estáteros de oro se produjeron en un área extensísima, que recorre la Europa central hasta Britania. En el sur de la Galia, las dracmas de Rhode, acuñadas en el siglo III, inspiraron unas abundantes emisiones en plata conocidas como monedas «à la croix», «con cruz», por estilizar al máximo la rosa original de Rhode. No llevan inscripciones que identifiquen a la autoridad emisora, por lo que su atribución a pueblos o poderes concretos es un tema abierto.

Estátero de oro de los nervios (norte de la Galia). Siglos ii-i a. C. (MAN)

Las imitaciones del sur se justifican por las relaciones comerciales y personales con las zonas costeras mediterráneas, mientras que los vínculos entre el reino de Macedonia y las poblaciones celtas próximas explican la copia de las monedas de Filipo. La principal vía de entrada debió ser el salario de los mercenarios enrolados en los ejércitos macedonios, aunque para la difusión de las monedas de oro —que por su altísimo valor intrínseco tienen usos más restringidos—, se han propuesto otros estímulos, como presentes diplomáticos o ceremoniales entre las élites gobernantes.

Las imágenes macedonias casaban bien con la mentalidad celta. Las cabezas de los dioses griegos serían también percibidas como sagradas, unidas a la especial significación de la cabeza humana en su imaginario religioso. La biga victoriosa y el jinete encajan con la simbología ecuestre de las élites, al tiempo que el estilo del grabado se adapta a la sensibilidad artística celta, creando diseños propios.

Imitación celta de la tetradracma de Filipo II de Macedonia (359-336 a. C.). (MAN)

A partir del siglo II, las acuñaciones celtas se expanden y diversifican, incorporando el bronce y las piezas romanas como nuevo modelo. Las monedas en metales pobres, como los potines galos —fundidos en moldes en una aleación de cobre, estaño y plomo—, que pudieron funcionar como pequeño cambio local, evidencian un uso relativamente extendido de la moneda en la vida cotidiana.

La Galia, el territorio celta más conocido a nivel popular, aúna todas las características de su moneda, desde la imitación hasta la multiplicidad de tipos y de potenciales poderes emisores. Como en Hispania, las fuentes clásicas proporcionan los nombres de pueblos y ciudades que los romanos enfrentaron desde finales del siglo III a. C., pero es muy complicado asignar las series monetarias a pueblos concretos. En el caso galo, sus inscripciones, siempre en latín, parecen referirse a personas, algunas de ellas citadas en los textos literarios, como el mítico Vercingétorix, líder de los arvernos, o Dumnorix, de los eduos, derrotados durante la Guerra de las Galias. 

Moneda de plata de los eduos, a nombre de Dumnorix. ¿Bibracte? (Mont Beauvray, Francia), hacia 60-54 a. C. (MAN)

El caso de la celtiberia

La dificultad de determinar qué se considera celta en la península ibérica se trata en otros artículos de este especial, pero no hay ninguna duda sobre la Celtiberia, el ámbito mejor identificado tanto por las fuentes clásicas como por la cultura material. De hecho, la moneda es uno de los materiales esenciales, más numerosos y con más tradición investigadora para conocer su proceso histórico en los siglos II y I a. C.

Los celtíberos adoptaron el signario ibérico para escribir sus textos. A diferencia de sus parientes al norte de los Pirineos, la práctica de incluir leyendas en las monedas fue general, y los nombres que aparecen son, exclusivamente, nombres de ciudades. Gracias a ellas sabemos de la importancia, incluso de la propia existencia, de lugares no citados por las fuentes clásicas o escasamente conocidos por otros medios. Al ser documentos oficiales, las monedas nos confirman que la unidad política que articula el territorio celtibérico no es la etnia o el pueblo, sino la ciudad.

Acuñadas en plata y en bronce, ostentan los mismos tipos que sus vecinas ibéricas: cabezas masculinas y jinetes. Una uniformidad que no desentona con los usos celtas; se ha sugerido una imposición romana, pero parece responder más a la mecánica de la imitación. Para un usuario que no supiera leer ibérico, todas las monedas celtibéricas e ibéricas en circulación en un mismo punto parecerían similares, de modo que se insertarían con naturalidad en los circuitos económicos.

Las acuñaciones se inician hacia mediados del siglo II a. C., aunque cada taller llevaría su ritmo según sus necesidades, con comienzos, volúmenes de producción y periodos de emisión muy dispares. Como su aparición coincide con el proceso de conquista se ha interpretado tradicionalmente como una exigencia de Roma para el pago de impuestos y tropas; sin embargo, además de la presión romana, caben otras razones ligadas a las necesidades de la vida urbana. Obras públicas, vías de comunicación, tributos y gastos militares, así como la voluntad de difundir una imagen de soberanía e independencia, debieron influir en la decisión de acuñar moneda propia.


Unidad de Sekeiza, ciudad celtíbera (Poyo de Mara, Zaragoza). Mediados del siglo ii a. C. (MAN)

Por mucho que las monedas celtas «hablen» por sí mismas, es imprescindible contar con contextos arqueológicos fiables que permitan evaluar cómo se usaron realmente, definir las áreas de circulación de las emisiones y acotar su cronología. Por ejemplo, los hallazgos en explotaciones mineras y campamentos militares indican que mineros y soldados usaban la moneda más que otros sectores de la población, probablemente por no tener fácil acceso a dineros alternativos. Su aparición en santuarios denota un uso ritual, como ofrenda a la divinidad. En todos los casos, la pérdida de monedas de bronce, un dinero que viaja en los bolsillos, permite visualizar la movilidad de las personas, a veces a grandes distancias.

El fin de las monedas celtas

La República Romana nunca impuso su moneda en los territorios que iba controlando, aunque esta llegaba, incluso en grandes cantidades, de la mano de los ejércitos y de los negociadores itálicos que se instalaban en las nuevas tierras. Aunque su acción directa o su creciente influencia fomentaran que pueblos y ciudades usaran y emitieran moneda, o que se adaptaran a su sistema, las acuñaciones celtas tuvieron vida propia. Una vida que se fue apagando en el curso del siglo I a. C., a medida que el mundo iba cambiando y con él una población cada vez más romanizada.
 
Denario de Arekorata, ciudad celtíbera (¿Muro de Ágreda?, Soria). Hacia 140- 130 a. C. (MAN)

En Hispania, la mayoría de las ciudades celtíberas dejaron de acuñar en el primer tercio del siglo. Solo algunas de ellas retomaron años después sus emisiones, ya en latín. Aunque el poeta Marcial, nacido en Bilbilis (Calatayud, Zaragoza), aún podía proclamar en el siglo I d.C. «Nosotros, nacidos de celtas y de iberos», lo cierto es que nada quedaba ya en las monedas de aquellos tiempos pasados.





Fuente: muyinteresante.es
* Este artículo fue originalmente publicado en la edición impresa de Muy Historia.

Hallan una excepcional moneda de hace 2.500 años en Israel: una de las primeras de la historia



Una moneda de plata de la época del Primer Templo ha salido a la luz durante las excavaciones en un yacimiento israelí situado en los montes de Judea, al suroeste de Jerusalén. La acuñación, datada en el periodo persa, entre los siglos VI-V a.C., es "extremadamente rara", según ha anunciado la Autoridad de Antigüedades de Israel en un comunicado: en esta región solo se ha descubierto otra media docena de piezas similares.

"Fue acuñada en un momento en el que el uso de las monedas acababa de empezar. El excepcional descubrimiento arroja información sobre las relaciones comerciales y el proceso mediante el cual el comercio global pasó del pago mediante el pesaje de piezas de plata al uso de monedas", ha detallado Robert Kool, director del Departamento de Numismática de la AAI. "Pertenece a un grupo de monedas muy antiguas que se acuñaron fuera de Israel, en las regiones de la Antigua Grecia, Chipre y Turquía", ha añadido el experto.

 
Imagen de las excavaciones en el yacimiento. 

Los trabajos arqueológicos se enmarcaban en unas obras para la renovación de una carretera que sacaron a la luz un edificio datado en el siglo VII a.C. La moneda, que tenía un sello cuadrado incrustado en una de las caras, se rompió y se partió en dos de forma intencionada. Según los investigadores, se habría utilizado también como peso para las operaciones comerciales de la época.

Los arqueólogos Michal Mermelstein y Danny Benayoun, directores de la excavación, han explicado que el yacimiento se encontraba en una zona rural del antiguo reino de Judá y se fundó hace unos 2.700 años.  Además de la moneda, los investigadores han sacado a la luz una punta de flecha y una pesa de piedra de unos 11 gramos.

El peso de piedra con la inscripción. 

"La pesa de piedra en forma de cúpula se habría usado para pesar metales, especias y otros productos habituales", han señalado los investigadores. "Tiene un antiguo sello para la palabra shekel y un trazo que lo representa. El peso era estándar para la región del reino de Judá, lo que demuestra que las mercancías se pesaban cuidadosamente en los mercados", han apuntado Mermelstein y Benayoun en el citado comunicado.
 





Fuente: elespanol.com