Las monedas desenterradas y los secretos que ayudan a desvelar



Como migas de pan en un contexto arqueológico, las monedas halladas pueden señalar el camino a la comprensión de antiguas sociedades

En 2019, Adam Staples y Lisa Grace, una pareja británica de cazatesoros aficionados, encontraron en el sur del Reino Unido unas dos mil quinientas monedas del siglo XI valoradas en más de cuatro millones de euros. Los arqueólogos y numismáticos tenían muchos motivos para alegrarse, y también para sentir envidia. No era la primera vez. En 2016, unos operarios arrastraron la pala de su retroexcavadora y descubrieron en la localidad sevillana de Tomares unas ánforas con 53.000 monedas romanas de bronce. Los obreros, sorprendidos ante aquellas vasijas que habían saltado en pedazos, no darían crédito.

Pero una cosa es encontrar un tesoro y otra distinta saber interpretarlo correctamente. Y para ello, hay que tener en cuenta que las monedas suelen aparecer de maneras muy distintas. Pueden irrumpir, como en Tomares, en las portadas de los periódicos como enormes hallazgos donde todas pertenezcan más o menos a la misma época, pero también pueden hallarse yacimientos donde existan muchos depósitos pequeños de distintos períodos, separados por gruesas capas de tierra, o bien un solo depósito con una cantidad pequeña de monedas.


Lisa Grace y Adam Staples, 
descubridores de un tesoro de monedas de un milenio de antigüedad en Somerset en 2019. 
Peter Summers/Getty Images

Armados con detectores de metales, cada vez son más los que rastrean grandes extensiones de suelo rural en busca de monedas para obtener una buena recompensa. En España, esta puede alcanzar, a veces, el 25% del valor de tasación de lo que se haya encontrado.

Dos de los grandes desafíos a los que se enfrentan tanto las autoridades como los historiadores son que los cazatesoros no informen de todo lo que encuentran (para revenderlo en el mercado negro) o que alteren gravemente el yacimiento en su intento de entender el valor de lo hallado. Esto último puede modificar la disposición de las monedas y complicar enormemente su interpretación a los expertos.

No existe una solución sencilla. Si no se ofrece una recompensa pública a los cazatesoros, algunos de ellos no informarán de sus descubrimientos y probarán suerte en la reventa internacional. Por otro lado, es cierto que sin la acción de los cazatesoros no se habrían descubierto yacimientos asombrosos. Dos ejemplos muy obvios son las monedas halladas por Staples y Grace o las casi setenta mil romanas y celtas que Reg Mead y Richard Miles encontraron en 2012 en la isla de Jersey.

Aquí el tamaño y la riqueza del yacimiento importan, y mucho. Uno de los principales usos de las monedas es que permiten datar con mayor o menor precisión los objetos y el conjunto monumental en el que fueron encontradas. Eso, que puede decirse generalmente de las grandes acumulaciones de la misma época, no se puede afirmar sin más de los pequeños depósitos que acompañan a tumbas o edificios.Lee también

En el caso de las tumbas, no es lo mismo que las monedas aparezcan en una especie de carteras (entonces, casi seguro que serán contemporáneas del conjunto funerario) o que figuren en un collar o en unos pendientes. Ahí estarían utilizándose como el que hoy emplea una antigüedad para hacerse una joya, y, por lo tanto, serían probablemente anteriores al sepulcro. Esos colgantes fueron una costumbre común de las mujeres durante siglos. La historia de las monedas es, a veces, la historia de la coquetería.

Si hablamos de edificios, resulta muy difícil saber si los pequeños depósitos de monedas encontrados bajo sus puertas son previos a su construcción, que es quizá lo más común, o de la misma época. En ocasiones, como sucede con algunos restos de iglesias, pertenecen al período en el que las construcciones fueron desmanteladas y se les dio un uso diferente. El dinero, en estos casos, quedó un poco desperdigado por el subsuelo. El descuido de los obreros de Tomares, como se ve, tiene muchos precedentes..., y las monedas también nos hablan de ellos.
Utilísimas

Las monedas ayudan mucho más a los historiadores y cazatesoros que otros objetos a la hora de fechar un conjunto. Al fin y al cabo, son muy intuitivas: llevan sobreimpresas las imágenes de soberanos o grandes líderes políticos reconocibles, sus tamaños las delatan (si son irregulares, seguramente, se produjeron antes de la industrialización del país) y sus inscripciones sugieren la fecha de la acuñación, la autoridad que las acuñó o la lengua principal del lugar donde se utilizaban.

Pero fechar un conjunto no es toda la ayuda que un gran puñado de monedas es capaz de ofrecer. La forma en la que se depositaron dice mucho sobre el lugar que ocupaban las distintas partes del conjunto monumental al que a veces acompañan. Es más, gracias a esas acumulaciones de efectivo, sabemos en ocasiones dónde se encontraban los altares de una iglesia o, tanto en las instituciones religiosas como fuera de ellas, sugieren el uso que pretendían darles sus propietarios. El hallazgo de Adam Staples y Lisa Grace en el Reino Unido, por ejemplo, revela uno de los primeros precedentes documentados de fraude fiscal en las islas.

Monedas celtas halladas en Reino Unido. 

No es lo mismo que sus propietarios quisieran emplearlas como ofrenda a los dioses o que figuren apiladas en unas viejas pilas bautismales, que se almacenasen como quien guarda ahora sus euros bajo el colchón o que alguien fuera enterrado con una especie de dinero de bolsillo para la vida eterna.

En la China de la Antigüedad, ese dinero debía servir, entre otras cosas, para abonar impuestos. Al fin y al cabo, debían de pensar, en el otro mundo habría gobierno, funcionarios y burocracia, y eso había que pagarlo.Lee también

La forma en la que quedaron ordenadas las monedas en los depósitos también ayuda a aclarar si se guardaron (quizá con prisa) de una vez o a lo largo del tiempo, si eran una manera de esconder los recursos de la familia o la comunidad en un lugar seguro a largo plazo o si, finalmente, pensaban tenerlas a mano y dedicar una parte a ofrecérsela a los dioses.

Esas aclaraciones, que se alimentan de lo que se sabe de las monedas, de los objetos que suelen acompañarlas (joyas en algunas ocasiones) y de fuentes documentales, arrojan luz sobre las costumbres, las creencias y la organización social de una época.

Monedas encontradas durante unas obras en Londres.

Es verdad que los pequeños depósitos a veces no aparecen en ningún lugar en particular. Es decir, hablamos de cuatro o cinco monedas que pudieron caérsele o extraviársele a alguien en cualquier parte. Otras veces, sin embargo, se aprecia que tenían algún valor especial o sentimental. Por ejemplo, en el Reino Unido, algunas de las monedas bizantinas que se han encontrado son souvenirs que algunos turistas británicos se trajeron del extranjero. En Estados Unidos, muchos esclavos negros se cosían alguna moneda en sus ropas como amuleto.

Las acumulaciones de monedas pueden hacernos más visibles grandes colectivos de personas de los que apenas quedan registros. Sabemos que vivieron, en parte, por el tipo de dinero que emplearon para sobrevivir. Así, como apunta la historiadora de la Universidad de Estocolmo Nanouschka Myrberg Burström en un capítulo del libro colectivo Money and coinage in the Middle Ages (Brill, 2018), los depósitos de monedas de las iglesias permiten estudiar más fácilmente cómo las empleaba esa porción de la población que, muchas veces, no era ni noble, ni comerciante ni urbana.

Al mismo tiempo, en el caso del reino medieval de la Jerusalén colonial, que se extendió de 1099 a 1291, el efectivo de menor valor para la época, compuesto por una especie de piezas de plomo, revela las circunstancias de la gente que más recurría a ellas para afrontar sus gastos corrientes.
Monetización

Los depósitos pueden ayudarnos también a entender la relación que existía entre las monedas del campo y de las ciudades, la influencia de la presencia extranjera y el comercio internacional y, por fin, el avance de la monetización.

En el reino medieval y colonial de Jerusalén, los depósitos de monedas encontrados confirman que esta forma de dinero fue introducida por los colonos europeos. En el yacimiento celta de Lattara, en el sur de Francia, los depósitos sugieren que las monedas se empleaban, irónicamente, antes de que la sociedad estuviera monetizada, ya bajo dominio romano. Simplemente, una parte de la población local pagaba con monedas griegas a los comerciantes griegos. En Suecia, los yacimientos muestran que el uso de monedas tardó en torno a un par de siglos en empezar a popularizarse. Casi nadie apreció su utilidad inmediatamente.

Conjunto de monedas halladas en el fondo del océano Atlántico. 

En ocasiones, las monedas también ponen en cuestión lo que creíamos que sabíamos, o bien resuelven curiosos enigmas. Por ejemplo, sabemos gracias a ellas que, a veces, las innovaciones en monetización se dieron más en los contextos eclesiásticos que en algunas poblaciones. Eso es lo que nos dicen las concentraciones de pequeñas monedas, fabricadas con lata fina y acuñadas de un solo lado, que ha encontrado el arqueólogo Jens Christian Moesgaard en las inmediaciones de las iglesias danesas.

Entre los enigmas curiosos para los que ya tenemos respuesta, merece una mención especial lo que ocurrió en las islas del canal de la Mancha durante la Segunda Guerra Mundial. En muchas de ellas se daba una falta crónica de monedas de poco valor para devolver el cambio cuando se compraba, por ejemplo, la comida o el periódico. Al parecer, el motivo es que los ocupantes nazis las enviaban a casa como modesto botín de guerra y que la población local solía utilizarlas, como muestra de resistencia frente a los nazis, luciéndolas en pequeñas insignias o incrustándolas en sus mecheros. Las monedas nos cuentan la historia de una confrontación que no solo se libró en las trincheras.




Fuente: lavanguardia.com - El texto forma parte de un artículo publicado en el número 626 de la revista Historia y Vida.

Esta es la moneda de Cristiano Ronaldo. Portugal realizará un homenaje a su estrella futbolística después de una amplia carrera dedicada a la selección.



La numismática es un universo apasionante que se mueve entre lo clásico y lo actual. Por ello, cada vez es más habitual que se hagan ediciones especiales rememorando a grandes personajes del pasado y presente Leyendas de la historia que, con el paso del tiempo, dotan de gran valor a estas piezas.
Por ello, cada vez que se saca un nuevo ejemplar especial, los coleccionistas y entendidos en la materia permanecen atentos para poder hacerse con algunas de estas piezas. 

Ahora, Portugal ha decidido lanzar una edición especial en homenaje a uno de sus grandes héroes históricos. Se trata de Cristiano Ronaldo. El futbolista del Al-Nassr y de la selección lusa, que recientemente acaba de superar los 900 goles en su carrera profesional, podrá presumir también de tener su propia moneda de euro con validez total.

Aunque todavía no es oficial, ya han comenzado a surgir las primeras informaciones en torno a las nuevas monedas de Cristiano Ronaldo. Estas supondrán un nuevo homenaje para el astro portugués, convertido ya en uno de los mejores futbolistas de la historia.


Se espera que la moneda tenga un valor de unos 7 euros. De momento, el gobierno de Portugal no ha hecho oficial cuál será su diseño. Sin embargo, ya han empezado a llegar varias propuestas que darían forma a este particular homenaje. Y es que pocos deportistas pueden presumir de tener su propia moneda individual. Un reconocimiento a la altura de una leyenda como 'CR7', quien lo ha ganado todo en el mundo del fútbol y que llevó a su selección a sus dos únicas conquistas: la Eurocopa de 2016 y la Nations League de 2019.

La expectación porque salgan estas particulares piezas es muy alta. Por ello, se espera un aluvión de peticiones en cuanto estas entren en curso. Se podrá pagar con ellas como si se tratara de cualquier euro normal. Sin embargo, lo que muchas personas harán será guardarlas para su colección particular.







Fuente: elespanol.com

El tesoro de 53.208 monedas romanas hallado en 2016 en Tomares tiene un valor cercano al millón de euros




Fue el 27 de abril de 2016, recordémoslo, cuando las obras promovidas por la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) y el Ayuntamiento de Tomares en el olivar de El Zaudín (Sevilla) para acondicionarlo como un nuevo parque público propiciaron este descubrimiento arqueológico.

En concreto, durante estos trabajos, la pala de una máquina retroexcavadora arrastró en una de sus acometidas parte de un conjunto de 19 ánforas enterradas bajo el firme, diez de las cuales resultaron fragmentadas o afectadas por el impacto de la pala mecánica.

El hallazgo de estas 19 ánforas repletas de monedas de bronce constituyó el mayor descubrimiento arqueológico de los últimos tiempos en la provincia de Sevilla y de los más importantes en el ámbito estatal, toda vez que su localización tuvo un impacto de carácter mundial al hacerse eco medios de comunicación de no pocos países.

Una posterior excavación arqueológica del lugar supuso el hallazgo de 105 monedas más enterradas al margen de las ánforas, sumando el conjunto del tesoro unas 53.208 piezas o numos de bronce, según cálculos del equipo científico encargado de su investigación, pues nueve ánforas siguen aún cerradas.

La cronología de las monedas, todas ellas de bronce aunque con pequeños contenidos de plata, fue fijada entre los años 294 y 312 de la era actual, es decir entre finales del siglo III y comienzos del IV; y el conjunto del tesoro fue tasado en 468.230 euros por una comisión de expertos constituida para tal fin y conformada por José María Luzón, de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando; Ramón Corzo, de la Real Academia de Bellas Artes de Santa Isabel de Hungría; y por el prestigioso catedrático de Arqueología José Beltrán Fortes.

A partir de ahí, Ignacio Rodríguez Temiño, doctor en Arqueología y Ciencias de la Antigüedad, arqueólogo y conservador, plantea «una propuesta alternativa a la tasación del conjunto de monedas del Olivar del Zaudín», en un marco en el que años atrás, tres de los operarios a los que la Justicia había reconocido el derecho al «premio legal correspondiente» por el descubrimiento interponían un recurso contencioso administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), contra la tasación que fija en 468.230 euros el valor económico actual de este conjunto pecuniario.

Merced a dicha tasación, correspondería un premio aproximado de 125.000 euros a repartir entre todos los descubridores del tesoro reconocidos como tal por la Justicia.

Rodríguez Temiño precisa al respecto que él mismo fue nombrado inicialmente como miembro de dicha «comisión de académicos» creada para la tasación del tesoro, pero su designación fue finalmente revocada al no ser acreditada su condición de «miembro de alguna academia»; extremo que él mismo comprende «en aras de evitar una fuente de futura conflictividad ajena» a la propia comisión.

Ya sobre el fondo del asunto, este doctor en Arqueología y Ciencias de la Antigüedad, arqueólogo y conservador explica que para justificar su tasación de 468.230 euros, la citada comisión elaboró un informe basado «en dos premisas».

«La primera, teniendo presente que de las 53.208 monedas, un total de 49.277 están sin limpiar, le asignan un precio medio, tomando como referencia el precio de monedas similares, de ocho euros por moneda, lo que arroja un monto de 425.664 euros, valor que debe ser incrementado en un diez por ciento atendiendo a la aportación histórica y museística que tiene un hallazgo documentado históricamente, de un periodo determinado y que será objeto de utilización singular en el contexto cultural, museístico y educativo», detalla el autor de este trabajo.

Al respecto, Rodríguez Temiño avisa de que la valoración de la comisión fue una «tasación oracular, realizada a ojo de buen cubero y que fía su idoneidad en el mero prestigio en el campo académico de quienes lo hacen«.

A la hora de plantear su propuesta alternativa, Rodríguez Temiño explica que «el hecho de que las monedas del Zaudín pertenezcan al dominio público suele llevar al error, a la hora de calcular su valor económico en función del precio de ejemplares semejantes en el mercado, de multiplicar el precio de mercado por el número de monedas. Eso es lo que hizo inicialmente el Museo Arqueológico y, más adelante, la comisión«.

«Si se toman los precios de subastas como referencia, debe hacerse calculando el efecto en el mercado de la introducción de las 53.208 nuevas monedas», lo que «tampoco debe hacerse a través de una mera estimación buenista, como parece haber hecho la comisión, sino aplicando un conocimiento profundo del mercado numismático y de las leyes de la microeconomía que denominan a este fenómeno, exceso de oferta», agrega.

A partir de ahí, este autor precisa que «es posible dividir las monedas en »tres grandes grupos«, en alusión a »un 15% (7.981 ejemplares) que no ha requerido de conservación y que podrían catalogarse como de muy excelente o buena conservación; un 10% requerido de conservación (5.528 ejemplares) y que cabría clasificarlos como buena conservación; quedando el 75% (39.906 ejemplares) restante necesitado de labores de limpieza, como de regular conservación«, ante lo cual «el mercado numismático reaccionaría de forma diversa ante estos tres lotes».

Al punto, Rodríguez Temiño calcula «una primera cifra de 399.050 euros» como valor del primer lote, a razón de 50 euros la unidad; 478.872 euros para el segundo en función de 12 euros por moneda dada «la incidencia en el mercado por la afluencia de las monedas del segundo lote, que las depreciaría hasta cierto tope»; y 553 euros en el último lote, el de peor estado, a un precio de 0,1 euros por moneda, por «una brusca depreciación como resultado del efecto acumulado de la presencia de numerario de mucha mejor calidad en el mercado y su grado de conservación». O sea 878.475 euros en total.

Finalmente, Rodríguez Temiño realiza un cálculo entre el valor total de las monedas, de 878.475 euros como ha sido descrito; más su precio de mercado, 617.904 euros; menos los costes derivados de la conservación, de 453.116 euros; y menos 179.460 euros del resultado entre las inversiones en materia de difusión y las expectativas de ingresos; lo que arroja una cifra de 863.803 euros, según precisa.

«Se podrá o no estar de acuerdo tanto en los conceptos como en la estimación económica, pero la prolija explicación de los criterios adoptados ofrece la posibilidad de disentir razonadamente. Con ello se respeta no solo la obligación de motivar adecuadamente los actos administrativos, sino también el principio de seguridad jurídica de las personas acreedoras al premio por hallazgo casual», concluye Rodríguez Temiño.







Fuente: abc.es / Sevilla

Salió a pasear a su perro y encontró 10 millones en monedas de oro. Una década después, el hallazgo sigue rodeado de misterio


 

John y Mary son la pareja que, mientras paseaban con su perro, descubrieron el tesoro por casualidad en su finca privada. Habían pasado por aquel lugar muchas veces y aunque habían notado algunas cosas extrañas, una lata colgada de un árbol o una roca algo diferente, no fue hasta 2013 cuando se toparon con el mayor tesoro de monedas de oro jamás hallado en Estados Unidos. Y todo comenzó al descubrir lo que parecía una lata oxidada, enterrada en su terreno.

La colina donde se encontraba la extraña piedra, que hemos mencionado anteriormente, fue apodada como Saddle Ridge y forma parte de un descubrimiento de lo más curioso. Tras descubrir la lata oxidada, la pareja empezó a atar cabos y llegaron a la conclusión de que la lata colgada del árbol y la piedra formaban parte de un marcador que debería haber recordado, a quienes escondieron el tesoro, la ubicación del mismo. De hecho, el centro del tesoro estaba a diez pasos de la extraña roca, en dirección a la estrella polar.

Sin embargo, en un primer momento no pudieron sacar la lata de la tierra, ya que era muy pesada, pero sí observaron cómo una moneda de oro asomaba por su tapa. Tras abrir esta lata en casa y descubrir las monedas antiguas, volvieron al lugar marcado en la finca para acabar por descubrir siete latas más y hasta 1.427 monedas de oro. Su valor nominal era de 27.980 dólares, pero como tesoro su valor se calculó en unos 10 millones de dólares. Las monedas tenían valores de 5 dólares, 10 dólares y 20 dólares, siendo su fecha de acuñación entre los años 1847 y 1894.


Sin embargo, lo más interesante de este caso tiene que ver con las teorías alrededor de dónde habían surgido aquellas monedas. Por una parte, medios como ABC News abogan por la teoría que hablar acerca de un robo perpetrado por Walter Dimmick, empleado de la Casa de Moneda de San Francisco en 1901. Sin embargo, la propia institución negó la vinculación del tesoro con un robo en aquella época.

Por otro lado, existe la teoría, publicada en medios como CNN, que sugiere que quizás fuesen los bandidos más famosos de aquella época, Jesse James o Black Bart, los que se hicieron con el botín y lo enterraron en la mencionada finca. Según Los Angeles Times, este podía ser el tesoro que escondieron los Caballeros del Círculo Dorado para financiar una segunda Guerra de Secesión.

Sin embargo, parece que lo más probable es que el tesoro de Saddle Ridge Hoard fuese escondido por alguna persona que no confiaba en los bancos de la época y que prefería esconder sus divisas en sus terrenos, de la misma manera que todos hemos escuchado a nuestros antepasados esconder dinero bajo el colchón. Por cierto, dado el anonimato de la pareja que halló el tesoro de monedas de oro, no se sabe la localización exacta del mismo.














Fuente: mundodeportivo.com

Descubren un conjunto de monedas de oro persas que se habrían usado para pagar a mercenarios



Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Michigan, que desde el año 2022 está excavando en las ruinas de la antigua ciudad griega de Notio, en la actual provincia de Aydin, al oeste de Turquía, ha llevado a cabo en este yacimiento un magnífico descubrimiento.

Durante los trabajos realizados en una gran casa, donde han aparecido diversas puntas de flecha y fragmentos de cerámica en unos muros anteriores incorporados a los cimientos (que se han datado en el siglo V a.C.), salió a la luz un maravilloso tesoro de monedas de oro escondido en una pequeña olla de cerámica que se encontraba oculta bajo el patio de la vivienda.

Se trataría de un conjunto de monedas acuñadas en tiempos del rey persa Darío I, llamadas dáricos, y que han podido ser identificadas gracias al característico diseño con el que eran grabadas: un arquero arrodillado. La hipótesis que barajan los arqueólogos es que este tipo de monedas, a las que califican de "hallazgo espectacular, de la máxima importancia", fue empleado para pagar a mercenarios en algún momento del siglo V a.C.

En un comunicado, el arqueólogo y director del Proyecto Arqueológico de Notio, Christopher Ratté, ha declarado que "nadie entierra jamás un tesoro de monedas, especialmente de metales preciosos, sin la intención de recuperarlo. Por lo tanto, solo la más grave desgracia puede explicar la conservación de un tesoro de este tipo. El descubrimiento de un hallazgo tan valioso en una excavación arqueológica controlada es muy raro".

Dárico de oro acuñado por el Imperio persa con la imagen de un arquero agachado.
Notion Archaeological Project, University of Michigan

El investigador también ha querido destacar que "la mayoría de los tesoros de dáricos no han sido encontrados por los arqueólogos en excavaciones científicas, sino por saqueadores a quienes no les importa la historia. Por desgracia, un hallazgo arqueológico sin información contextual es como una persona que sufre de amnesia, alguien sin recuerdos. Sigue siendo interesante e importante, pero la pérdida de conocimiento es incalculable. Sin embargo, en este caso sabemos exactamente dónde fue encontrado y tenemos una gran cantidad de evidencias circunstanciales de cuándo pudo ser depositado, probablemente a finales del siglo V a.C.".

Según Ratté, este tipo de monedas abarcan un período cronológico que va desde finales del siglo VI a.C. hasta la conquista del Imperio persa por Alejandro Magno en 330 a.C. Este tipo de diseño se mantuvo en el tiempo, aunque con algún tipo de modificación que ahora ha permitido a los arqueólogos establecer una secuencia cronológica. "Al haber sido hallado en un contexto arqueológico, este tesoro proporcionará una fecha exacta que puede servir como ancla para ayudar a fijar la cronología de toda la secuencia de monedas", señala Ratté.

Vista aérea de la casa excavada en Notio en la que se muestra la ubicación de las monedas, 
así como de otros objetos, incluidos fragmentos de cerámica y puntas de flecha.
Notion Archaeological Project, University of Michigan

Ratté explica también que el tesoro pudo guardarse en el punto exacto en el que fue encontrado por los arqueólogos, pero que nunca llegó a ser recuperado. "Según el historiador griego Jenofonte, un solo dárico equivalía al salario de un soldado durante un mes y uno de los usos principales de los dáricos habría sido pagar a tropas mercenarias", recuerda el arqueólogo, por lo que los investigadores especulan con que este tesoro estaría relacionado con algún tipo de operación militar.

Los arqueólogos localizaron las monedas en julio de 2023, pero no ha sido hasta ahora cuando el Ministerio de Cultura y Turismo de Turquía ha concedido el permiso para dar a conocer este singular descubrimiento. Las monedas recuperadas se encuentran en el Museo Arqueológico de Éfeso, en Turquía, a la espera de que los investigadores logren obtener más información sobre cuándo y dónde (posiblemente en Sardes, en Lidia) fueron acuñadas, para qué habrían sido empleadas, así como las implicaciones históricas de este importante hallazgo.









Fuente: historia.nationalgeographic.com.

Londres, roban una moneda antigua en el Museo Británico: es una obra de arte escénica



Roba unamoneda antigua de 1645, conservada en el Museo Británico de Londres, y la sustituye por una reproducción. No se trata, sin embargo, del enésimo acto de un ladrón de antigüedades, ni de la continuación del conocido asunto de los robos en el museo londinense: el robo esta vez fue una... performance artística. El autor es un artista brasileño, Ilê Sartuzi, que hace unos días entró en la sala 68 del Británico y consiguió sacar de una vitrina la moneda inglesa de 1645, acuñada en la época de la Guerra Civil, y sustituirla por una reproducción sin valor. Al final, el artista depositó la moneda robada en la caja reservada a las donaciones de los visitantes.

Para lograr la hazaña (la performance se titula Juego de manos), Ilê Sartuzi hizo saber que preparó el plan durante un año, sin dejar nada al azar: estudió la planta del museo, el flujo de visitantes, incluso buscó asesoramiento jurídico. El artista basa su defensa en una ley británica de 1968, la Theft Act, según la cual “cualquier persona que sin autorización legal saque del edificio o de sus terrenos la totalidad o parte de un artículo expuesto” es y en las propias normas del British, que obligan a los visitantes a “no tocar ningún objeto de la colección expuesto al público, incluidas esculturas o trabajos en piedra, salvo en el marco de nuestras actividades organizadas, que incluyen visitas táctiles y mesas de manipulación de objetos”: De hecho, la moneda estaba expuesta en un mostrador reservado para su manipulación, y no fue sacada del edificio, por lo que Sartuzi y su abogado están convencidos de que no infringieron ninguna ley, ni siquiera la política del museo.

Además, la performance forma parte de una tesis del artista, que estudia en la Universidad de Londres. Sartuzi, que con Sleight of hand también quería denunciar el trasfondo colonial e imperialista de la historia del museo, de hecho lo documentó todo y su acción se expuso durante unos días en la facultad donde estudia. Sin embargo, el museo no está de acuerdo: “Se trata de una acción decepcionante y derivativa, que abusa de un servicio dirigido por voluntarios cuyo objetivo es dar a los visitantes la oportunidad de manipular objetos reales y entrar en contacto con la historia. Servicios como éste se basan en un nivel básico de decencia y confianza, y sería una pena tener que revisar la prestación de estos servicios por acciones como ésta”.







Fuente: finestresullarte.info

Las exclusivas monedas de 2 euros de los Juegos Olímpicos de París 2024 que podrían revalorizarse





Es habitual que los diferentes países saquen ediciones exclusivas y limitadas para honrar a alguna figura destacada o para conmemorar fechas importantes, algo que ha hecho recientemente Francia con los Juegos Olímpicos de París 2024. Se han sacado varias diferentes, aunque hay algunas que destacan por encima del resto. Concretamente, aquellas de 2 euros que representan monumentos o emblemas de la cita olímpica, como la Torre Eiffel corriendo o las gárgolas de Notre Dame haciendo lucha grecorromana, aunque hay muchas más, algunas con formas y diseños diferentes a las habituales.

Sin embargo, son estas monedas de 2€ las que más han llamado la atención de los coleccionistas, puesto que se cree que estas piezas pueden llegar a revalorizarse con el paso del tiempo. Según las previsiones, se espera que el total de monedas conmemorativas lanzadas sea de 24 millones entre todos los modelos disponibles. De estas, unas 200.000 se pondrán a la venta por 59 euros y otras 20.000 por 22 euros cada unidad. Eso en el caso de estas monedas de 2 euros, porque el resto de modelos conmemorativos tienen un precio diferente.


Para obtener estas monedas, que ahora son accesibles pero que dentro de unos años serán más difíciles de encontrar, la mejor opción es hacerlo a través de los canales oficiales, como en la Casa de la Moneda de París, que es la entidad encargada de emitirlas. En su página web aparecen sus fechas de lanzamiento y el precio de cada moneda. También aparecen las distintas monedas presentadas con motivo de la cita olímpica, incluyendo otros modelos de diferentes formas.


Otra opción es acudir a los portales de subasta y compraventa, aunque siempre con las precauciones necesarias para evitar posibles estafas y comprándolas a vendedores que puedan verificar su autenticidad.







Descubre la fascinante historia del Dólar de Plata de 1804, una de las monedas más raras y valiosas de la numismática estadounidense.



El Dólar de Plata de 1804, también llamado "Dólar de la Muerte", es una de las monedas más codiciadas en la historia de la numismática de EE.UU. Aunque lleva la fecha de 1804, ninguna de estas monedas fue acuñada ese año. En realidad, se crearon en 1834 para ser utilizadas como regalos diplomáticos a líderes extranjeros. Este error histórico ha convertido al Dólar de Plata de 1804 en una pieza rara y valiosa, capaz de alcanzar precios de hasta un millón de dólares en subastas.

La rareza y el misterio que rodean al Dólar de Plata de 1804 han elevado su estatus entre los coleccionistas. Solo se conocen entre 15 y 20 ejemplares, lo que aumenta su atractivo y valor en el mercado. Además de su escasez, la historia única de su creación y su conexión con importantes eventos diplomáticos del siglo XIX hacen de esta moneda una joya para cualquier coleccionista serio. A lo largo de los años, ejemplares del Dólar de Plata de 1804 han alcanzado precios récord, con algunas ventas superando varios millones de dólares.


Estas monedas fueron creadas bajo la administración del presidente Andrew Jackson como parte de un esfuerzo diplomático para fortalecer las relaciones con líderes extranjeros. La Casa de la Moneda de los Estados Unidos decidió utilizar la fecha de 1804 en lugar de la fecha real de acuñación para darles un aspecto más antiguo y prestigioso. Esta peculiaridad ha contribuido enormemente a su rareza y misticismo.

El mercado de subastas ha visto algunos ejemplares del Dólar de Plata de 1804 venderse por precios que superan el millón de dólares. En 1999, un ejemplar fue vendido por U$D 4 millones de dólares en una subasta de Sotheby’s, estableciendo un récord en ese momento para una moneda estadounidense. Más recientemente, en una subasta de Heritage Auctions en 2021, otro ejemplar se vendió por más de U$D 1 millón de dólares. Estos precios reflejan tanto la escasez extrema como el alto nivel de demanda entre los coleccionistas. 

 




Nuevas monedas conmemorativas de 10 euros que serán un auténtico tesoro con el tiempo



La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre - Real Casa de la Moneda ha lanzado en las últimas semanas tres monedas de plata conmemorativas muy especiales para los coleccionistas de diez euros. En concreto, se trata de tres series sobre los Juegos Olímpicos de Verano 2024 en París, la Eurocopa de Alemania y el bicentenario de la creación del Tesoro Público.

El precio de esta moneda es de 75 euros para las monedas de los Juegos Olímpicos y el bicentenario de la creación del Tesoro Público y de 72,60 euros para la divisa que conmemora la celebración de la Eurocopa de fútbol en Alemania.

Moneda de los JJOO

La Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda emitirá una moneda de plata conmemorativa de la participación del Equipo Olímpico Español. En el reverso, se presenta la imagen de una gimnasta sobre un fondo de cintas de gimnasia rítmica, acompañada en la parte superior derecha del logotipo del Comité Olímpico Español (COE).

El anverso muestra el retrato de Su Majestad el Rey Felipe VI, con una imagen actualizada respecto a años anteriores.


Tesoro Público

En 2024 se celebrará el bicentenario de la creación del Tesoro Público. Por este motivo, la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre-Real Casa de la Moneda emitirá una moneda de plata conmemorativa.

En el reverso de esta moneda, se reproduce el escudo de armas de Carlos III, que aparece en la Instrucción General de 3 de julio de 1824, por la cual se creó el Tesoro Público.

El anverso también presenta el retrato actualizado de Su Majestad el Rey Felipe VI.


Eurocopa

La UEFA ha invitado a la Real Casa de la Moneda a participar en el programa oficial de monedas de colección para el Campeonato de Europa de Fútbol de la UEFA, que se ha celebrado del 14 de junio al 14 de julio de 2024 en Alemania, país que ha sido campeón en tres ocasiones y que ha acogido el torneo por primera vez desde su reunificación.

En el reverso de esta moneda, se muestra la imagen de un futbolista chutando un balón de fútbol. En la parte superior de la moneda, aparece el logotipo del torneo y, rodeando la zona central, se reproduce en colores un detalle representativo de la cubierta y la grada de un estadio de fútbol.

El anverso de la moneda exhibe el retrato de Su Majestad el Rey Felipe VI, con la leyenda "Felipe VI Rey de España" en la parte superior y el año de acuñación, 2024, en la parte inferior.










Fuente: epe.es

Portugal lanza una histórica moneda de cinco euros que enloquece a los coleccionistas

El Banco de Portugal emitirá 30.000 unidades de esta nueva moneda que homenajea al fundador de Lisboa.


El verano de 2024 está siendo excepcional para los coleccionistas de monedas. Francia, España y Alemania han emitido nuevas monedas que han obligado a los especialistas en numismática a dejar a un lado sus vacaciones para intentar adquirir una valiosa pieza. Los franceses han sacado monedas por los Juegos Olímpicos de París, los alemanes tienen una moneda especial de la Eurocopa mientras que España siguió su homenaje a los animales con un diseño protagonizado por el águila imperial.

A este grupo de países se unirá dentro de pocos días Portugal. El Banco de Portugal ha anunciado que a partir del 17 de julio pondrá en circulación una nueva moneda de colección que tendrá un valor de cinco euros. Se llamará "Ulisses" en homenaje al mítico fundador de la ciudad de Lisboa y se integrará en la serie 'Héroes y criaturas de la mitología'.

Según informa la institución bancaria lusa, se emitirán un máximo de 30.000 monedas a través de las instituciones de crédito, las tesorerías del Banco de Portugal y las tiendas de la Casa de la Moneda. Sin embargo, la moneda solo tendrá valor y será aceptada en Portugal.

En el anverso de la moneda se acuñará la figura de 'Ulises' que está atado al palo de un barco junto al escudo nacional de Portugal, el valor de la moneda y siete sirenas alrededor con cuerpo de pájaro, alas y garras.


Mientras, en el reverso aparecerá otra figura de Ulises que estará sujetando un arco y una flecha mientras apunta a una serpiente. El animal cuenta con siete curvas en su cola que recuerdan a las siete colinas características de Lisboa. También se pueden distinguir en la moneda las palabras 'Ulisses', 'Casa de la Moneda y el autor del diseño.

Cabe recordar que Ulises fue según la mitología el fundador de Lisboa. El mítico general aqueo de Odiseo fue capaz de recorrer todo el mundo conocido hasta el momento llegando a la actual capital de Portugal navegando por el río Tajo hasta su desembocadura en el Atlántico.









Fuente: elperiodicodearagon.com