¿Por qué Judas entregó a Jesús a cambio de 30 monedas?



Como era de esperar, algún que otro experto en numismática se ha lanzado al interesante ejercicio de averiguar qué valor tendrían esas monedas hoy en día. Claro, para ello hay que determinar de qué monedas se trataba, y eso no es fácil, ya que había un montón de tipos de dineros en aquella región, dominada en los tres siglos anteriores por los persas, los griegos y los romanos (talentos, dracmas, didracmas, tetradracmas, denarios, estateros, leptos). En los propios Evangelios se mencionan varias. Pero debemos tener en cuenta que el pago lo realizaron, según Mateo, los sacerdotes del Templo de Jerusalén, y en el Templo solo se podían atesorar siclos de Tiro (tetradracmas), ya que el pago de tributos de los habitantes de Judea debía de hacerse en esa moneda (en didracmas, medio siclo, que era el pago ordenado según la Torá). Tenían la imagen del dios Melcart por un lado y un águila en el otro, y contaban con un 92 % de plata.

De hecho, en el propio Evangelio de Mateo se menciona esto: "Llegaron a Cafarnaún, se acercaron a Pedro los recaudadores del didracma del Templo y dijeron: '¿Vuestro maestro no paga el didracma?" (Mt 17,24).

Un experto mexicano llamado Carlos Amaya Guerra plantea que, en función del grado de conversión, el precio unitario actual oscilaría entre 800 y 3.000 dólares. Sea como fuere, la paga de un trabajador cualificado era más o menos de un dracma diario. Por lo tanto, si Judas cobró 30 didracmas (dos dracmas cada uno), sería el equivalente a dos meses de trabajo. Una miseria, teniendo en cuenta el valor mercantil de lo que el supuesto traidor ofreció a cambio. Esa parece ser la idea de Mateo: mostrar que Judas entregó a Jesús por una cantidad irrisoria. Ahora bien, desde una perspectiva teológica, se podría plantear que, por esa cantidad irrisoria de dinero, Jesús se sacrificó por todos nosotros. Salió barato.

Esto vendría a estar legitimado por algo que aparece en el libro bíblico del Éxodo: "Si el buey acornea a un siervo o a una sierva, el dueño dará a su amo treinta siclos de plata, y el buey será apedreado". (Éx 21,32). ¡Era la mitad del precio de un esclavo! Es más, en el Génesis se cuenta que los hermanos de José (todos hijos de Jacob, los que encabezaron las doce tribus), lo vendieron como esclavo a unos mercaderes madianitas por "veinte piezas de plata" (Gn 37,28).

Además, según una antigua tradición babilónica, o quizás anterior (sumeria), cuando algo carecía de valor, se decía que valía tan solo treinta monedas. Esto guarda relación con el sistema sexagesimal que se usaba en la antigua Mesopotamia, un sistema que emplea como base el número 60 (se trata del número más pequeño que se puede dividir por los seis primeros), que aún empleamos para medir el tiempo y los ángulos. Pues bien, el 30, en cambio, no era útil ni necesario, ni servía para medir nada.

Tetradracma de Tiro, 
la moneda en la que Judas habría recibido el pago por entregar a Jesucristo. 







Fuente: elconfidencial.com

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