El real de a ocho español: tres siglos de la moneda más universal de la historia



Es de sobra conocido el capital papel que la moneda de plata española tuvo durante más de tres siglos en la economía a nivel planetario. El Imperio Español fue la unión monetaria y fiscal más grande que ha conocido la Historia, que además de dotarse de un numerario uniforme y de calidad que sobrevivió a las graves crisis económicas mundiales prácticamente inalterado hasta que la independencia de las nuevas Repúblicas Iberoamericanas acabó con el flujo de metales preciosos y con el propio sistema monetario.

En su base se encontraba el real de a ocho, conocido también como peso, duro, piastra, patacón o dólar, entre otras denominaciones, una moneda de gran módulo que tuvo su origen en la plata encontrada en la segunda mitad del siglo XV en los yacimientos de los estados germánicos y en las monedas acuñadas por los monarcas de la Casa de Habsburgo en el Sacro Imperio.

Tras su adopción por los monarcas españoles, fue el numerario que alcanzó la más alta distribución a nivel mundial de toda la historia y que estuvo en la base económica de la primera economía mundo. Tras el descubrimiento de América y la puesta en producción de sus minas de plata, el mundo mediterráneo dejó de ser el eje comercial y monetario europeo, y las monedas italianas, preponderantes en la Baja Edad Media, se vieron sustituidas por los nuevos reales de a ocho españoles.


El nuevo numerario se extendió por toda Europa a gran velocidad. Desde los reinos de Castilla se extendió a los demás territorios de la Monarquía en España, Italia y Flandes, así como a Portugal y a Francia, y en los años 40 del siglo XVI a todo el continente. Aunque se estima que una tercera parte de la moneda española que llegó a Europa se reacuñó en las cecas de Inglaterra, Francia u Holanda, ya en esta época temprana todos los mercaderes europeos que comerciaban con los países árabes o con el Imperio Otomano debían necesariamente satisfacer sus compras en moneda de plata española.

Ésta era especialmente demandada en Oriente. Los comerciantes portugueses, como después los holandeses, ingleses, franceses o daneses debían llevar en sus viajes para la adquisición de mercancías en China y la India este tipo de moneda y no otra hasta bien entrado el siglo XIX. Era una moneda abundante, con un contenido en metal noble adecuado, que no pagaba tributos durante su transporte, no debía reacuñarse en moneda propia de cada país y era universalmente aceptada por los comerciantes, y especialmente por los de los países de Oriente, que no mostraban ningún otro producto que los europeos les pudieran suministrar. En este periplo la moneda española se convirtió asimismo en la base del sistema monetario de toda la costa africana y sus islas, así como de los de las diferentes colonias de los países europeos en los cinco continentes.


Gran cantidad de estos reales de a ocho fueron asimismo remitidos para cubrir los desequilibrios comerciales en el área del Báltico. Desde Rusia esta moneda se dirigía hacia Oriente con el comercio con Tartaria, el Imperio Persa y China. Los reales españoles que llegaban al Imperio Otomano salían en la misma dirección para alimentar el comercio del café en el Mar Rojo y por Arabia hacia el Imperio Mongol de la India. El Indostán y la India fueron el destino final de la mayor parte de los mismos, tanto de los que procedían de las rutas terrestres y marítimas que hemos visto como de los que llegaban directamente, vía el Galeón de Manila, desde Nueva España. Ambos imperios se monetizaron gracias a este flujo, y con su demanda, igualmente, sostuvieron las bases económicas del Imperio Español.

Durante toda la Edad Moderna y hasta bien entrado el siglo XIX, los pueblos de Oriente reconocieron el escudo de la Monarquía Hispánica acuñado en los reales de a ocho como la garantía de una ley fidedigna y un peso constante, y se resistieron a aceptar otra moneda de nuevo cuño que no les ofrecía ninguna seguridad. Igualmente, los nuevos imperios que sustituyeron al español, y muy especialmente el británico, adoptaron el real de a ocho como su patrón monetario, y los territorios donde circulaba se resistieron a los intentos posteriores de su sustitución por el patrón esterlino metropolitano. Esa es la razón de la existencia actual de los diversos dólares, moneda común junto al peso en los territorios iberoamericanos con el mismo origen a todo el territorio americano, así como a las antiguas colonias europeas de Oriente y del área del Pacífico. El real de a ocho está asimismo en el origen de las actuales monedas asiáticas de referencia: el won, el yuan o el yen.


Más información también en el artículo "El dólar español o Spanish dollar" de este blog.







Arqueólogos de Turkmenistán hallan un tesoro en el lugar indicado por el presidente

Gurbangulí Berdymujamédov, mandatario del que quizá sea el país más hermético del mundo, había descrito un año atrás, en un libro, la antigua ciudad de Mejné, lugar del hallazgo.



Arqueólogos de Turkmenistán -un país nacido tras el derrumbe de la URSS, en Asia Central- descubrieron un tesoro en el sitio de la histórica ciudad de Mejné, descrita en un libro de su mediático presidente, Gurbangulí Berdymujamédov, según la página web del gobierno de ese país.

Se informa que fueron halladas un total de 91 monedas de plata y que en 47 de ellas aparece una inscripción con el nombre de Abaga-Khan, y en otras 36 ​​el nombre de Argun. En la parte de atrás figuran las imágenes de un león y una criatura parecida a un toro. Los científicos locales asumen que las monedas pertenecen al siglo XIII de nuestra era.

La ciudad de Mejné fue descrita por el mandatario en el segundo volumen de su libro 'Turkmenistán: el corazón de la Gran Ruta de la Seda', publicado en 2018.

Gurbangulí Berdymujamédov ha encabezado el gobierno de su país desde finales de 2006. Se le conoce como autor de más de 50 libros publicados.

En marzo, los alumnos de las escuelas de la capital, Ashjabad, fueron obligados a comprar libros de Berdymujamédov y llevarlos a su institución educativa.

Ahora el presidente está trabajando en su 55º libro, dedicado a los cachorros de un perro de raza, el Alabai.





Encuentran 4.000 monedas romanas en Suiza gracias a un topo



Más de 4.000 monedas romanas fueron encontradas en Ueken, en el cantón suizo de Aargau, de una forma muy curiosa: gracias a un topo que se encontraba cavando los túneles conectados en su madriguera.

El topo fue detectado por un productor de árboles frutales, Alfred Loosli, quien, mientras observaba el interior de la madriguera, vio pequeños discos de metal oxidado. Al observar más de cerca lo que parecían ser solo discos de metal, el hombre notó que muchos de ellos tenían cabezas e inscripciones en relieve.

Al darse cuenta de que podía ser algo mucho más valioso que el simple metal antiguo, el hijo Loosli decidió llamar al Servicio Arqueológico Cantonal de Argovia, sabiendo que el antiguo campamento romano de Vindonissa se había situado en las inmediaciones.

Vindonissa era un castrum, un campamento de legionarios romanos cerca de la moderna comuna Windisch, en Suiza. Un campo de gran importancia estratégica debido a su ubicación en la confluencia de Reuss y Aar, a solo 15 km del Rin.


En el lugar, dos expertos del servicio arqueológico cantonal trabajaron durante días, recuperando alrededor de 4166 monedas en un área de unos pocos metros cuadrados, con un peso total de 15 kilos. Posteriormente, los hallazgos se llevaron al laboratorio para su limpieza, análisis y catalogación.

El arqueólogo del cantón de Argovia, Georg Matter, ha declarado que son monedas romanas en aleación de cobre y plata y que están muy bien conservadas. Por esta razón, se cree que fueron enterradas poco después de su finalización.

Las monedas fueron acuñadas entre el 270 y el 305 d.C., y algunas incluso son completamente desconocidas. A su vez, muchas de ellas se han encontrado encerradas en bolsas de tela o cuero. Se estima que su valor corresponde al salario ganado en uno o dos años de trabajo.

Los años 300 d.C. fueron un período de inestabilidad y declive, del cual se encontraron otras acumulaciones escondidas bajo tierra con el fin de esconderlas de los saqueadores. Incluso este pequeño tesoro podría haber sido enterrado por su dueño para mantenerlos a salvo.

Una vez que se completen los análisis y la catalogación, las monedas se exhibirán en el Museo Vindonissa, el cual está dedicado al campamento legionario homónimo.